BORDADO Y TEJIDO

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Por Ileana Medina ()
Santa Cruz de Tenerife.- Cuando éramos niñas allá en Pinar del Río, existía una cosa que en la neolengua comunista se llamaban «círculos de interés».
Era más o menos lo que aquí se llaman «actividades extraescolares». Actividades didácticas en horario de tarde, distintas a las curriculares, enfocadas en dar cierta orientación vocacional.
Recuerdo haber ido con siete u ocho años, a un círculo de interés de «estomatología». Íbamos con la doctora Nancy García (hermana de una Yadira que llegó a ser ministra), en el policlínico Pedro Borrás, que además quedaba al lado de mi casa. Recuerdo ver entusiasmada cómo se hacía la pasta de mercurio de los empastes, esos plastones oscuros que aún tengo en mis muelas. Iba con una niña que se llamaba Danay, y ella finalmente sí que estudió para dentista.
Durante varios años fui al círculo de locutores pioneriles, quizás el más bonito de los que fui, en la emisoria Radio Guamá, impartido por la bondadosa y magnífica profesional Nora Pélaez, hacíamos nuestro propio noticiero de radio. A la larga fue el que tuvo terminando que ver con lo que estudié, aunque nunca tuve una vocación muy definida.
Y en quinto y sexto grados, las «niñas buenas» de la primaria Lenin nos apuntamos a uno que sonaba un poco anacrónico, un «rezago del pasado burgués», no demasiado acorde con las misiones revolucionarias: ¡Bordado y Tejido! Lo daba Chely Guaracha en su propia casa, enfrente de la escuela, quizás llevaba haciéndolo toda la vida. Chely era madre además de unos gemelos muy guapos mayores que nosotras, que se parecían al Puma cantante de moda, y a todas las niñas nos encantaba ir allí a tropezarnos con ellos. Eran de la familia Garay, la misma de la famosa Guayabita del Pinar.
Nunca después de aquello volví a coger una aguja, mi madre y mi abuela cosían muy bien pero yo apenas consigo hacer unos dobladillos chapuzas a algún pantalón escolar de mi hijo.
Pero como mi evolución es hacia lo básico, y ahora en youtube se puede aprender todo, acabo de comprarme en un chino unas agujas y una lana. A la memoria de Chely y de mi abuelita, a la búsqueda de lo femenino sagrado, tejedoras de amor.

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