Por Manuel García Verdecia
La Habana.- Es vergonzoso que sucedan estas actitudes irrespetuosas con el pueblo. Publicaron un comentario en Qva en Directo con tips de qué hacer en horas de apagón.
Ahora, ante las críticas de los ciudadanos (un adecuado gesto que debemos ejercer constantemente, cada vez que sintamos lacerados nuestros derechos) lo retiran y exponen una disculpa, justificando con que el objetivo del desaguisado era promover la unidad familiar.
Pero la unidad familiar se promueve desde el más absoluto respeto a su sensibilidad, desde la empatía con sus dificultades y desde la promoción fundamentada de ideas para resolver el problema que los acucia.
No es un termómetro lo que necesitamos sino un remedio que elimine la fiebre. En primer lugar, los apagones son uno de los muchos problemas que enfrenta cotidianamente el ciudadano cubano. Aún sin apagón ya tenemos suficientes preocupaciones en ver cómo extender los magros sueldos y pensiones para alimentarnos y mantener los otros asuntos vitales.
No creo que la mente de los cubanos esté para una cierta unidad formal con entretenimientos a destiempo, mientras precisamente esa unidad se ve quebrada por la cuantiosa magnitud de compatriotas que deciden emigrar buscando oxígeno para sus vidas.
El apagón es un sufrimiento añadido, algo que nos hace perder tiempo de vida útil y hasta capacidad de producir y elevar el nivel de ingresos.
Lo que necesita es un debate franco, inteligente y responsable con todas las personas capaces y de buena voluntad para eliminar esquemas dogmáticos, dificultades prejuiciadas y estructuras insolventes y hallar los modos de producir bienes y servicios que nos saquen definitivamente del apagón económico, social, político y moral que atravesamos.
