Por Adalixis Almaguer
Miami.- Ustedes recuerdan que el 10 de marzo de 1952 se produjo el Golpe de Estado de Fulgencio Batista. Ese día, el ejército cubano suspendió las elecciones, que no se realizarían como estaban previstas el 1 de junio de ese mismo año e instauraron en el país una dictadura militar.
Luego Batista convocó a elecciones en 1954, se postuló como presidente -sin ningún candidato de la oposición- y por supuesto ganó la elección presidencial. Ahí nos volvimos expertos en eso de elegir sin estar eligiendo nada. En 1955 tomó posesión como presidente electo.
Fulgencio Batista aumentó el salario de las fuerzas armadas y de la policía, se otorgó un salario anual superior al del presidente de Estados Unidos, suspendió el Congreso y entregó el poder legislativo al Consejo de Ministros, suprimió el derecho de huelga, restableció la pena de muerte (prohibida por la Constitución de 1940) y suspendió las garantías constitucionales.
Dicen los libros que esta dictadura terminó el 31 de diciembre de 1958 pero, a pesar de lo mucho que ha llovido, yo no encuentro las siete diferencias entre ayer y hoy en este jueguito de periódico sábatino.El glorioso Partido se ha posicionado hasta por encima de la Supremacía Constitucional. Nunca volvimos a tener lo que se dice elecciones. Compramos más carros patrulla que ambulancias. Lo que pasa con los panzones de allá arriba es un misterio y cuando les conviene los truenan con la excusa de que los otros no sabían nada. El gobierno no rinde al pueblo cuentas de su gestión aunque todos vemos las comelatas, paseos y yates a los que va a parar nuestro dinero.
A veces pienso que Batista aún está en el poder porque la violencia gubernamental es la misma pero luego veo que no construimos nada, que no producimos nada de lo que construíamos o producíamos bajo aquella dictadura y se me pasa.¿A ustedes también se les parece a algo o alguien?
