La foto que ilustra el escrito de Granma, tampoco tiene crédito, a pesar de que fotógrafos hay muchos en el departamento de fotografía. Y claro, la imagen la prepararon bien, porque para minimizar la bandera estadounidense que se ve encima de la puerta del avión, pusieron en primer pano una bandera cubana, en una situación que pone de manifiesto la enfermedad que padecen los que gobiernan en Cuba con todo lo que tiene que ver con Estados Unidos.
Y eso que la isla sobrevive gracias a Washington, de donde llega la mayoría de los alimentos, con las condiciones que pone el vendedor, sobre todo porque el comprador no es confiable y le debe a las 11 mil vírgenes.
Según Granma, «para poder abastecer del producto a nuestra población infantil, se accedió a las excepciones establecidas por el Gobierno de Estados Unidos para vender determinados insumos a la Isla».
Ese párrafo es manipulación pura y dura. Anteriormente dicen que solo para niños de cero a seis años, y en este se refiere «a nuestra población infantil».
Al final, los pedidos incluyen otras «500 toneladas contratadas mediante el pago inmediato y en efectivo; así como 245 de Canadá, 500 más de Brasil, y 600 de otros proveedores, como informó recientemente Alberto López Díaz, ministro de la Industria Alimentaria».
Así, a puñados, quiere el inoperante gobierno cubano cumplir con lo que tiene que garantizar para la población infantil, que no para toda. Y digo que tiene, porque esa es su responsabilidad, porque si fueron incapaces desde el primer día, de dejar la producción en manos de empresas particulares, les toca a ellos buscar los alimentos de las personas, algo de lo cual se apartan cada vez más.
El periodicucho, como no puede ser menos, habla del bloqueo y cita al amanerado ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez, quien siempre encuentra una explicación para evadir la responsabilidad gubernamental en el hambre y la miseria en la que vive el pueblo de Cuba.
Es Cuba, es Granma y es el gobierno cubano. La isla que se hunde en el golfo.
