Por Manuel Viera
La Habana.- Hace algo más de un año asistía, invitado por unos amigos babalawos, a un evento de santería cuando sonó insistentemente el celular. Mi amigo Totó había sido deportado desde México junto a una amiga, maltratado, barbudo y vistiendo una licra de mujer con un abrigo muy sucio, que parecía hecho para la Antártida.
Las historias que me contaron, al recogerlos en el aeropuerto, eran tristes y desgarradoras. Armas de fuego, amenazas, secuestros y golpes… muchos golpes en una travesía que a muchos ha costado la vida.
Ya en Cuba, por varios meses te vi triste, desesperado, angustiado, harto y fue tal tu fijación con la idea de salir de este asqueroso lugar que volviste a subir a un avión con la ayuda de familiares y amigos.
¡Ya tu amiga había coronado para ese entonces! Muchos meses en México, haciendo cualquier trabajo para sobrevivir, fueron muy duros para un chico de 20 años. Finalmente, la cita y hoy con gran alegría te he visto cumplir tu sueño.
Ya eres un hombre «mijo». Allí te recibió tu amiga, la de tu infancia, la de tu pequeño pueblito oriental. Has llegado al lugar donde los límites te los pones tú mismo y donde nadie raciona ni decide tu vida o coacciona tu mente. Atrás quedaron sueños, familia, cultura, idiosincrasia, una carrera de arquitectura comenzada, ganada entre hambre y apagones… pero la libertad no tiene precio.
¿De que sirve ver a la pared cada día y saberte impotentemente abogado, médico arquitecto y tener hambre, necesidades, carencias, carecer de libertad, de alegría, de derechos, de bienestar?
Millones que hoy tenemos más de 40 años nos arrepentimos de no haber hecho lo mismo, de no haber huido de este infierno, de no poner a los nuestros a salvo, muchos hoy nos flagelamos por habernos detenido a escuchar la flauta embrujada del diablo, por haber creído algo que no teníamos que haber escuchado siquiera, por haber entregado esfuerzo, por haber dejado nuestras vidas en esta mentira.
Los cubanos hemos cambiado el significado de «coronar» ya no hay coronas ni reyes. ¡Para nosotros coronar es ser libres! ¡Es llegar, es salir del infierno, del hambre, de la privación, de la miseria de la escasez y la mezquindad!
Hoy he llorado bro… he llorado de felicidad porque lo has logrado y es muy difícil llorar de felicidad en esta isla maldita. Pero también he llorado de tristeza y rabia porque no he tenido la capacidad, la fuerza mental ni el valor de hacerlo. No he tenido los huevos de salir y sacar a mis chicas de toda esta mierda y no paro de recriminarme y sentirme una mierda por eso.
No más mentiras, no más comunismo, no más Canel, no más partido Comunista, no más humillación, no más… no más… !NO MÁS!