Por Joel Fonte
La Habana.- Tengo hijos, y los amo. Soy severo con ellos porque es mi modo de demostrarles que la vida es un camino difícil, duro, por el que debemos transitar con fortaleza.
Tengo padres a los que quisiera ver vivir muchos años más; pero no vivir como lo han hecho hasta ahora, sino VIVIR, como seres humanos, como merecemos todos desde que llegamos a este mundo.
He amado a muchas mujeres que me han amado, y a través de ellas he dejado mi huella como Hombre.
Pero tengo un AMOR que es mi deuda, que es mi quimera, y que espero abrazar un día que cada vez intuyo más próximo porque estoy comprometido con él, a través de HECHOS, que es como se miden los Hombres, porque es mi obsesión.
Ese AMOR descomunal, avasallador, vibrante y definitivo es la LIBERTAD de mi país; la liberación de la esclavitud enferma a la que estamos atados los cubanos desde hace demasiadas décadas.
Y no tardará mucho más tiempo para alcanzar ese anhelo si los cubanos de bien, todos juntos, decidimos actuar, entregarnos a él.
