AYUDAR, UNA AMENAZA PARA LA SEGURIDAD DEL ESTADO

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Por José Luis Tan Estrada

Camaguey.- Hoy, cuando doblaba la esquina de mi casa fui detenido por represores de la Seguridad del Estado, el mayor Cristian y el capitán Marcelo. A Marcelo es la primera vez que lo veo

Me quitaron el teléfono celular y la mochila, en la que llevaba mədicamentos, principalmente insulina, y donaciones para niños del hospital Pediátrico

Los mədicamentos para los niños que están en falta, ME LOS QUITARON y no se los darán a los niños porque son «comprados por contrarrevolucionarios»)

Me prohibieron ir a Najasa, a llevarle las donaciones a Daimarelis, porque las donaciones son «contrarrevolucionarias».

Me tumbaron el acceso a Internet del teléfono.

Me montaron en un Lada color azul hasta Villa María Luisa, sede de la Seguridad del Estado en Camagüey, donde, además de Cristian y Marcelo, estaba un instructor, joven, llamado Rafael.

En un cuarto grande, lleno de churre, soy interrogado por estos tres represores, su objetivo principal: «amenazarme por mi labor de ayudar a las personas».

Cristian, en voz alta, me dice que yo estaba ahí por «contrarrevolucionario» y por traer ayudas donadas por «contrarrevolucionarios», y ellos «no iban a aceptar ni permitir nada del enemigo», que yo «no tenía personalidad jurídica ni trabajaba en ninguna organización legal».

«Nosotros tenemos pruebas (no me las enseñó) de que esas ayudas son de la contrarrevolución y el ministerio del Interior no dejará que personas como tú desprestigien al país», dijo Cristian

También, mencionaron a mi amiga Lara Crofs como una mala influencia y cuánto nos pagaban por lo que hacíamos. Según ellos, detrás de cada ayuda hay un plan para desestabilizar a la «revolución»

«Nuestro único plan es ayudar por amor a esos que tú «revolución» ha destruido y abandonado», le dije.

Solamente un cerebro como el de ellos puede pensar así. Insinuaron que yo era el encargado de hablar mal del «proceso revolucionario» en Camagüey.

Rafael, el instructor, que no coordinó nunca las palabras, se comía las «s» y con tremenda verborrea, en varias ocasiones me gritó que «si no estaba de acuerdo con el sistema del país que me fuera de aquí».

Asimismo, expresó que si yo me creía el Padre de las Casas, que para ayudar estaba el gobierno y el PCC. No lo dejé terminar de hablar y le respondí que el mismo gobierno y PCC es el causante de todos nuestros males

Cristian me amenazó con que me estaban «engordando» un expediente con todas mis publicaciones en redes sociales y en CubaNet Noticias , y que podía caer en un delito, porque yo no era un periodista de profesión, solo graduado y no trabajaba para un medio estatal sino, para uno mercenario.

No firmé una carta de advertencia que me hicieron por traer medicamentos de forma ilegal: «Te tenemos en la mirilla como un contrarrevolucionario».

Cuando salí de Villa María Luisa, me persiguió una patrulla vigilándome por todo el camino, por lo que tuve que esconderme en la casa de un amigo por varios minutos.

Al concluir el interrogatorio, en tono de chantaje, Cristian expresó: «ahora haznos famosos».

«Sí, los haré famosos pero por reprimir», respondí.

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