Por Oscar Durán
La Habana.- Los pescadores guantanameros cerraron un año para el olvido porque no cumplieron el plan de producción física. Sin embargo, la Empresa Pesquera de Guantánamo (Pescaguan) dijo que cerraron el 2023 con un crecimiento de las producciones, sobre todo de alimentos conformados, impulsado por mejoras en la industria y la autogestión de materias primas.
Esta noticia acapara hoy titulares dentro de la prensa provincial del territorio. A nadie le importa, por supuesto, pero resulta interesante cómo te maquillan el desastre diciendo que hubo crecimiento de producciones, aunque no cumplieron el plan. Así no, caballero, traten de ser un poquito más creativos y por lo menos digan, no sé, que en Guantánamo no hay pescado porque los norteamericanos tienen el control de esa zona gracias a un experimento de la NASA.
Otro elemento a tener cuidado a la hora de dar una noticia así es con el término “autogestión”. Al parecer ya no tienen problemas en reconocer que son un desastre de gobierno y aquello se sostiene -si es que podemos decir así- por gestiones particulares de los mismos trabajadores. Por ejemplo, de 40 embarcaciones disponibles en la oriental provincia, solo hay 15 activas. De más está decirles que la dictadura no tiene cómo reparar una sola lancha y si hay 15 funcionando es por el invento de los pescadores.
“Lo más importante es producir alimentos para el pueblo y a eso deben ir los esfuerzos. Se invirtió en la industria, pero hay que lograr que se produzca a máxima capacidad…, hay que ponerle recursos a los alevines, porque es lo que nos da estabilidad”, soltó Armando Posada Lóriga, Presidente del Grupo Empresarial de la Industria Pesquera.
Posada Lóriga es un mentiroso. A ese sí no le falta la langosta y los camarones en su casa. Lo tienen en ese puesto de muñecón de carnaval manteniendo una empresa sin recursos, no obstante, le conviene estar en esa función porque está robando a las dos manos y debe tener de todo en su refrigerador.
Una isla llena de agua por los cuatro costados y el cubano no come pescado porque no hay. “Aunque somos un país que está rodeado de mar, nuestras aguas no poseen los niveles de pescado que necesitamos para cubrir la demanda de la población, para satisfacer la demanda creciente”. Esta obra de arte llegó para quedarse y ya forma parte del patrimonio inmaterial de disparates de nuestros dirigentes. Nos dio rabia oír a una ministra soltar esa monumental barrabasada, pero seguimos de largo como si nada.
A quien no le importa nada de eso es a Mariela Castro, alias “yo como langosta todos los días”. A ella se la traen de España. Le da tres pepinos si la pesca en Guantánamo no sirve. Mientras tenga surtida su casa de mariscos, lo demás es secundario. ¿Quién como tú, Mariela?