Por Carlos Cabrera Pérez
Madrid.- Los piratas del Caribe andan inmersos en el segundo round de los Lineamientos, que provocaron el aldabonazo del 11J; por tanto, no hacía falta mandar a Murillo a Tabacuba ni traer a Gil a Economía, porque el cuartico está peorcito.
La argumentación de la baba sin quimbombó permanece inalterable desde aquel desgarro lírico de Raúl Castro: Llevamos tiempo bordeando el precipicio, la infabilidad de las medidas que, una vez surtan efecto, veremos como los pajaritos cantan y las nubes se levantan.
Obviamente, mientras Cuba no produzca bienes y servicios, ya puede la casta verde oliva y enguayaberada anunciar que lloverá café en el campo, que la chiva seguirá suelta.
Y, como ya es habitual en la dictadura más vieja de Occidente, han elegido un momento propicio en la esfera internacional, para intentar escamotear sus fechorías: Guerra de Rusia contra Ucrania, guerra en Gaza, tras la agresión palestina a Israel, conflicto en el Mar Rojo por el bandidaje de los hutíes, inestabilidad en Europa y año electoral en América Latina.
De nada les valdrá, aquel pueblo instruido y motivado que vivía conflictos ajenos como sin fueran suyos, ha ido descontaminándose de esa práctica totalitaria y, desde 1989, vive su particular drama de cárcel, empobrecimiento y desigualdad.
En ese sentido, resulta notable el empeño de la prensa pagada por el partido comunista anticubano para dibujar un mundo terrorífico, al que muchos cubanos se lanzan diariamente porque saben que el partido y sus principales dirigentes mienten sin recato.
Todo esfuerzo baldío conduce a la melancolía, pero esa asignatura aún no la imparten en la Ñico López ni en el Colegio Nacional de Defensa, donde impera el maniqueísmo y el pan con na, en su misión de salvaguardas del legado de los Castro Ruz.
Dentro de unos meses, cuando la vaca no dé leche ni para un ternero, volverán la oscuras golondrinas y el compañero Gil engrosará las filas de la ECOTRA porque revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado, menos al Uno y al Dos; que en este caso son unos cuantos porque por encima de Díaz-Canel y el minipymista Marrero, opera el Consejo de Ancianos.
La actual catarata de despropósitos y la injusticia de mantener a casi 900 presos políticos (la reducción viene por el cumplimiento de condenas de varios de los condenados) seguirá manteniendo a Cuba en el siglo XVII para solaz y esparcimiento de los dinosaurios que pastan alegres en el Parque Jurásico flotante; mientras haya emigración, habrá poesía.
¡Pin pon fuera, que vuelva la gusanera!