Por Fernando Vázquez ()
La Habana.- En lo que va de mañana, a las 7:30 apenas, se presentó un individuo («un alias») a amenazarme y proceder al secuestro domiciliario, si un papel, «sin nada», con su amenaza verbal de cárcel basta.
Más tarde insiste en provocarme desde las afueras de mi ventana para que baje a la calle, desde donde voy a ser conducido al calabozo.
En dos ocasiones han subido a mi puerta a golpearla fuertemente con una piedra, un palo o quizás con el arma reglamentaria que le entregan los colonos que los empoderan, para que hagan lo que les dé la gana.
Tienen secuestrado el país. Tienen todo el poder sobre todas las instituciones, que les es otorgado, pienso yo, por ‘mafiosos’, pues tal impunidad, sin ley jurídica o humana, solo puede ser otorgada por ‘capos de una organización criminal’ sin escrúpulo legal o ético de ningún tipo. (Están por encima de todo).
Te amenaza en la puerta de tu casa un «individuo» vestido de civil, acompañado de un agente de la policía. Te impide tu derecho de locomoción un «individuo» vestido de civil, que te coloca una patrulla de policía debajo de la escalera de tu edificio, esperando a que bajes para encerrarte en un calabozo.
Protegen y amparan al prestado, al mayoral o al rancheador ,que sube a tu vivienda a amenazarte golpeando bárbaramente tu puerta y corriendo escaleras abajo, para no ser visto, y se resguarda al amparo de la patrulla de policía, que, supuestamente, debe proteger al ciudadano de estos hechos.
Protege a un sicario vestido de civil que acosa, amenaza, fabrica delitos, miente, chantajea, manipula y obra a sus anchas; mientras que un ciudadano tiene que soportar todo tipo de daño, pues el delincuente sube, actúa, y baja impunemente a esperarte al lado de la patrulla policial para fabricarte un delito inventado.
¿A quién acudir si aquí no hay ley? ¿Fiscal, juez…? ¿Dónde plantear tus insatisfacciones? ¿Y los delitos de estas personas empoderadas, vestidas de civil? Tienen secuestrado el país y actúan como… «La cosa nostra».
Los criminales están de fiesta; los mayorales y rancheadores campean a sus anchas, están por encima de cualquier ley o precepto humano. ¡Esto es la barbarie! ¡Esto es la tiranía!
En la foto: la patrulla situada afuera de mi edificio y que «no ve», al que sube a golpear brutalmente mi puerta.
LA PROTECCIÓN CÓMPLICE Y LA INTIMIDACIÓN
