Por Pablo Alfonso (Especial para El Vigía de Cuba)
Quiero abrir mi voz al mundo/ Que llegue al último confín/ De Norte a Sur/ Y de Este a Oeste/ Y que cualquier hombre pueda/ Gritar sus propias esperanzas/ Sus heridas y su lucha/ Cuando diga/ Cuba va
México DF.- ‘Cuba va’, la antológica canción compuesta por los cantautores cubanos Pablo Milanés, Noel Nicola y Silvio Rodríguez, hace tiempo, pero mucho tiempo, dejó de tener sentido.
De los excelentes trovadores, solo uno de ellos sigue vivo. Lo malo que también sigue al lado de los que desgobiernan la Isla. De lo contrario, Silvio Rodríguez podría transformar la letra de la canción, o al menos pedir a la cúpula que dirige Cuba que, por favor, no se amarren al guion del referido tema. Que cualquiera no abra la voz al mundo, y mucho menos que su lectura llegue al último confín.
De verdad, hoy Cuba va, pero va de papelazo en papelazo. Cuando no es Miguel Díaz-Canel, es Esteban Lazo o el mequetrefe que pongan a leer. Ahora tocó su turno a Salvador Valdés Mesa en la III Cumbre del Sur de Jefes de Estado y de Gobierno del grupo de los 77 y China, en la ciudad de Kampala, Uganda.
En la sesión Inaugural, Salvador Valdés, al leer su discurso, no pudo salvar a Cuba. Más bien la acabó de hundir. Hacía rato, pero rato, no veía un dirigente cubano leer tan mal. Sí, el hombre leyó peor que Díaz-Canel y que Esteban Lazo, que es mucho decir. El Salva, es otro salvaje más. Ahí sí hay bruto.
Cuba, una vez más queda ante el mundo mal parada. Atrás quedaron los tiempos en que el dictador cubano Fidel Castro Ruz intentaba convencer, con su habitual elocuencia, a cualquier audiencia llena de mandatarios e intelectuales. Es cierto que destruyó con su absurda política a la joyita de las américas, pero el hombre, al menos se preparaba y mostraba categoría.
Recuerdo a mi profesor de locución Nelson Moreno de Ayala decir que le daba clases a Fidel. Hoy me pregunto quién le da clases de locución o de oratoria a estos fantoches que dirigen Cuba.
No hay en estos momentos un político cubano con carisma, que sepa leer bien, con capacidad de aglutinar al pueblo. No hay un líder natural. Cuba va, va sin rumbo a lo desconocido. Es un barco a la deriva en medio del mar. Una Isla que está para cerrarla. Mientras, a esperar para ver a quién le tocará el próximo papelón. Tal vez sea Manuel Marrero, otro que bien baila. Otro de buen comer y mal leer.
