Tomado de MUY Interesante
Un romance evoluciona con el tiempo. ¿Pero puede durar para siempre el sentimiento de amor intenso característico del principio? La neurocientífica Helen Fisher explica cuáles son las claves de las relaciones de larga duración.
Madrid.- Las relaciones románticas generalmente atraviesan diferentes etapas. Por eso, se considera que también el amor evoluciona con el tiempo. Y es que, lo que al principio se vive con una intensa pasión se va transformando a medida que la relación se desarrolla.
Por eso, es habitual que muchas personas se pregunten si el amor verdadero realmente tiene fecha de caducidad. Helen Fisher, antropóloga y neurobióloga estadounidense de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey (EE UU), lleva más de treinta años estudiando estas cuestiones.
“Tengo una amiga que conoció a su marido en un semáforo en rojo. Ella tenía 15 años y estaba en un coche con un montón de chicas. Él iba en otro coche con un montón de chicos. Luego, ambos coincidieron en una fiesta y pasaron toda la tarde hablando juntos. Treinta y siete años después siguen juntos. Y ambos siguen manteniendo que están muy enamorados”, asegura.
Según esta neurocientífica, “nacemos para amar”, ya que ese sentimiento ‘inexplicable’ que se conoce como amor romántico está profundamente arraigado en el cerebro de los humanos. ¿Pero cuánto puede durar el amor verdadero? ¿Puede mantenerse la pasión romántica tras años de convivencia?
Precisamente, eso fue lo que Fisher y sus colegas se propusieron descubrir en 2007 mediante técnicas de escáner cerebral. En un estudio dirigido por la investigadora Bianca Acevedo, el equipo empezó a preguntar a personas que reconocían seguir locamente enamoradas de su pareja de toda la vida.
Hubo participantes de todo tipo, según Fisher: “un profesor jubilado de 72 años; una financiera de 54 que conoció a su marido en un avión de Boston a Nueva York; un hombre que conoció a su mujer en un globo aerostático”. Para los científicos no fue difícil encontrar a parejas de larga duración.
“Escaneamos los cerebros de 17 personas mientras contemplaban una fotografía de su amado o amada. La mayoría tenía más de cincuenta años. Todos afirmaban que seguían locamente enamorados de su pareja, después de una media de 21 años de matrimonio”, afirma la experta.
Los resultados fueron sorprendentes para Fisher y sus compañeros, teniendo en cuenta que los psicólogos sostienen que la sensación del amor romántico intenso no dura más de 18 meses o tres años.
Sin embargo, “estos hombres y mujeres de mediana edad mostraron una actividad cerebral muy parecida a la de los jóvenes enamorados que habíamos estudiado años antes, individuos que habían estado intensamente enamorados una media de siete meses”, afirmó Fisher.
Y no solo eso, sino que, además, los investigadores observaron una diferencia importante: “Entre las parejas de larga duración, las regiones cerebrales asociadas a la ansiedad ya no estaban activas; en su lugar, mostraban actividad en áreas relacionadas con la calma”.
Pero estos participantes no fueron los únicos. Para asegurarse, el equipo interrogó posteriormente vía telefónica a 315 hombres y mujeres casados de larga duración. Los resultados fueron claros: el 46 % declaró que seguía “intensamente enamorado” de su pareja.
Los científicos no lograron encontrar una explicación para describir ese “intenso sentimiento”. En palabras de Fisher: “Nadie sabe cómo cualquiera de estas personas consigue mantener viva esa ‘llama de la pasión’”.
“Se nos dice constantemente que los matrimonios felices se basan en una buena comunicación, valores compartidos, un apoyo consistente por parte de amigos y familiares, una infancia feliz y estable, peleas en su justa medida y una firme determinación”, señala.
Un sentimiento ‘inexplicable’
No obstante, pese a que el psicólogo Marcel Zentner analizó y revisó unos 470 estudios, no concluyó que hubiese ninguna ‘fórmula’ concreta para ese tipo de romances de larga duración. Lo que sí aseguró es que uno de los denominadores comunes es mantener una “ilusión positiva”.
“Los hombres y mujeres que siguen manteniendo que su pareja es atractiva, divertida, amable e ideal para ellos en casi todos los sentidos siguen siendo felices a largo plazo”, explica Fisher. «Un fenómeno conocido como ‘ceguera amorosa’, según esta científica.
“En la universidad conocí a una pareja cuando ambos eran delgados, en forma, enérgicos y curiosos, una pareja vibrante. Hoy ambos han ganado peso, son gruñones y aburridos. Pero él sigue diciendo que ella no ha cambiado nada, mientras la mira con una sonrisa de adoración”, contaba la investigadora.
“Tal vez esta forma de autoengañarse sea un regalo de la naturaleza, que nos permite superar las asperezas de nuestra relación de pareja. No estoy sugiriendo que debas pasar por alto a un marido maltratador o a un aburrido sin futuro. Pero merece la pena celebrar uno de los secretos mejor guardados de la naturaleza: nuestra capacidad humana para amar, amar… y amar”, concluye.