Por Redacción
La Habana.- “Basta comprobar en nuestras calles la paz, la paz y el apoyo popular del pueblo cubano”, dijo el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, el 5 de enero, durante su discurso en un acto sin fines de lucro por el 65 aniversario de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).
Mientras el gobernante da rienda suelta a su locura, media docena de niños, de entre 11 y 13 años, asesinaron brutalmente a un hombre adulto con palos, piedras y botellas en el cruce de Manrique y Sitios, en el barrio de Los Sitios, en Centro La Habana. Ninguno de los vecinos que presenciaron el ataque intervino ni tuvo intención de llamar a las autoridades policiales. Por el contrario, entre risas y aplausos se escucharon frases como “el cigarro se lo trajo solo” y “debieron apuñalarlo”.
Dos testigos del incidente declararon que el hombre adulto, en estado de ebriedad, golpeó a uno de los niños atacantes unos minutos después.
“Aunque ese borracho mereciera una paliza tan grande, apelar a los niños y celebrarlos por cometer tales atrocidades es completamente incorrecto por parte de todos los adultos que hay”, consideró Damaris, vecina y testigo.
“¿Qué pasaría si a causa de esa golpiza la persona muriera? Algunos niños encarcelados y otras familias caen en la tragedia de sufrir el encarcelamiento de sus hijos y todo lo que ello significa, incluso económicamente. En esto se ha convertido Cuba: un callejón sin salida donde la violencia es la primera y única respuesta, tanto dentro de los hogares como en las calles”, dijo este vecino.
Pese a la insistencia del régimen en negar que en los últimos años la violencia se haya arraigado en la sociedad, la inseguridad ciudadana y las denuncias de dejadez policial marcan la agenda diaria del país, que atraviesa una profunda crisis socioeconómica, agravada tras el fallido ordenamiento monetario impuesto por el Partido Comunista en medio de la pandemia de Covid-19.
“La violencia, en cualquiera de sus vertientes, se ha incrementado con asesinatos de ciudadanos como respuesta a la inacción o demora de la Policía, que sólo se mueve cuando hay protestas o manifestaciones contra el Gobierno”, dijo Gonzalo Carmona, vecino del concejo de Las Cañas, municipio de Cerro.
“En ninguno de los barrios ‘calientes’ la Policía patrulla con la frecuencia y constancia que exigen los protocolos preventivos, cuando las calles están tensas o aumenta la violencia. Negarlo es vivir una vida que se aleja de la verdad y su consecuencia inmediata es dejar a las personas a merced de una violencia que tiene graves matices de brutalidad. Ahora se puede decir, en cada palabra, que el cubano vive aterrorizado, y el Gobierno hace oídos sordos”, afirmó Carmona, coincidiendo con las actitudes de los habaneros consultados.
#BREAKING_NEWS #UltimaHora #Cuba #Compartan #Violencia #Desparecidos #Asesinatos
🚨Un joven fué apuñalado en #Mayarí, #Holguín.
Todavía se desconoce la identidad de su agresor. pic.twitter.com/8gUDMExEGg— Danaisy Serrano (@Danaisy_Oficial) January 16, 2024
Una encuesta anónima y confidencial del proyecto independiente Cubadata sobre seguridad ciudadana cubana —que se realizó entre el 15 y el 30 de junio de 2022 a 1.965 ciudadanos— arrojó que el 61 por ciento de los encuestados dijo ser víctima de algún tipo de violencia o delito. De ese grupo, sólo el 14,6 por ciento denunció el incidente a la PNR, según el estudio destinado a investigar qué tan seguros y satisfechos se sienten los cubanos con las leyes que se supone protegen a los ciudadanos.
Especialista en Derecho Penal y vecina de un barrio de Lawton, Nora Santana advierte concretamente sobre las consecuencias de que “la mayoría de la sociedad normalice no sólo la violencia, sino los linchamientos o la justicia vigilante, independientemente de los factores que conducen a estas conductas”.
“Es decir, por la ineficacia de las autoridades policiales en la aplicación de las leyes o por el ejercicio de la discrecionalidad de la justicia, los linchamientos ciudadanos no sustituyen el civismo. Si además entendemos la Justicia como uno de los principales acuerdos entre la sociedad civil y el Estado, cualquier parte que viole ese contrato sólo conducirá al imperio de la violencia, puede ser parte de un delito o una alternativa a su castigo. En mi opinión, es el Estado cubano el que está violando sus obligaciones, allanando así el camino para la normalización de la violencia”, dijo Santana.
El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) publicó en agosto de 2023 un análisis de “la quiebra de la seguridad pública en Cuba”. El documento, que muestra datos de seguimiento del primer semestre del año, analiza también la “creciente inseguridad pública” y el “incremento de los delitos violentos” en la Isla, y señala que los robos crecieron un 83 por ciento y los asesinatos un 43.
El Observatorio también identificó 98 denuncias verificadas de violencia en el primer trimestre. De ese total, 16 ocurrieron en enero, 48 en febrero y 34 en marzo. De ellos, 42 fueron robos, 33 asesinatos, 17 asaltos y seis entraron en la categoría de “otro tipo de delitos”. Durante el segundo trimestre “se registraron 189 denuncias delictivas” y las provincias más afectadas fueron La Habana, Villa Clara y Guantánamo.
“Aparte de que la situación económica de Cuba se traduce en ‘sálvese quien pueda’, este mantra también puede usarse en la violencia, porque esperar a que la Policía actúe rápido equivale a morir», se quejó Valeria Bustamante, vecina del barrio de Santa Amalia, quien a mediados del año pasado fue víctima de una “agresión e intento de violación”.
“Los vecinos y personas que pasaban impidieron el ataque. Estaba asustada y enojada. Sin embargo, debo señalar que la muerte del delincuente no fue la misma, al punto que yo, víctima del hecho, debí intervenir o lo mataron. Lo dejaron inconsciente. Les agradecí desde el fondo de mi alma por salvarme y también les dije que salvarme no significaba ir a la cárcel para ellos. Así se calmaron”, dijo Bustamante.
La mujer reveló su temor a que los linchamientos de ciudadanos, “como reflejo de la ausencia de policía en las calles”, se conviertan en “la regla y no la excepción”.
La inseguridad que viven los cubanos por el aumento de la criminalidad y la violencia se refleja en el Índice de Paz Global 2023. En este indicador del nivel de paz y ausencia de violencia en un país, publicado a principios de noviembre, Cuba ocupa el puesto 99 entre 163 países.
“Díaz-Canel y el Ministro del Interior pueden decir lo que quieran, porque al final tienen el poder en el terreno, pero eso de hablar en las calles de ‘paz’ y ‘paz’ es completo y absoluto, eso es mentira. Que hay paz y tranquilidad en las calles porque la gente ya no quiere salir a la calle por la violencia”, finalizó Bustamante.
Publicado inicialmente en News World Nation