Por Raymer Brown
La Habana.- Rodrigo Huaimachi pasó de ser un furibundo defensor de la ideología comunista a empresario, dueño de un restaurante en Cojimar, La Habana, en la era Obama, con apoyo de una página digital especializada en gastronomía. O alterna ambas cosas, porque con él todo es posible.
Y ha terminado por ser un vendedor ambulante por redes sociales, al más puro estilo de las muchachitas que vociferan escobas, haraganes y palitos para tender, con precios abusivos para los salarios de los trabajadores, de eso que se llaman pueblo y que sufren por no poder llevar un plato fuerte para sus hijos, los que tienen que escoger entre una bolsa de leche o un paquete de pollo.
Lo cuestionable de la conducta de Rodrigo Huaimachi es que viaja al imperio que tanto critica y, alegadamente, mantiene relaciones comerciales con empresas gringas que le permiten importar productos para su comercialización en la isla.
Huaimachi es un extremista ,fundamentalista, mercantilista con la habitual mimetización camaleónica comunista, que le permite ser el “revolucionario” más radical y también el capitalista más usurero.
Es harto conocida su actividad virulenta en las redes sociales. Vale recordar que fue creador del grupo conocido como “La Manigua”, formado por extremistas e inflexibles que no admiten criterios divergentes a su ideología, y que estuvo bajo la égida del difunto Iroel Sánchez.
También son conocidos los ataques de Rodrigo Huaimachi a nuestra profesora y guerrera Alina Bárbara López Hernández por sus publicaciones en la revista digital La joven Cuba, con tácticas de linchamiento moral, orientadas por agentes al servicio del gobierno. Obviamente, todo esto lo hace para defender sus privilegios como extranjero en una Cuba sumida en la miseria, donde el que llega de afuera, sobre todo los exiliados, valen mucho más que quienes nacieron en la isla. Y él se ha alineado ventajosamente con los decisores políticos de la isla, aunque olvida que vendrán nuevos tiempos, en los cuales no tendrá el apoyo gubernamental de ahora.
Por el momento, recurre a actividades económicas capitalistas, con énfasis en las ganancias, en una muestra de su degradación, porque por un lado dice una cosa y por el otro hace lo contrario, en un ejemplo muy claro de la doble moral de los que gobiernan y de los que los apoyan.
Por ahora saca partido de su doble moral, de sus visitas a Estados Unidos para comprar productos y venderlos luego en Cuba, haciendo todo lo que critica, incluso lo que condena la Asamblea Nacional… A nosotros solo nos queda esperar que la vergüenza un día retorne a nuestro país e individuos como este paguen por sus miserias.