Por Javier Castillo
Jedda.- El Real Madrid goleó este domingo por 4-1 al Barcelona, ganó la Supercopa de España y dejó en un hilo a Xavi Hernández como entrenador del equipo cule, en una jornada en la que Vinicius Junior marcó en tres ocasiones.
Antes de que se cumplieran los primeros 10 minutos de partido, ya el equipo blanco ganaba por 2-0, con los dos primeros goles de Viny, que hacía lo que quería con la zaga catalana, sobre todo con Ronald Aráujo.
El Barcelona, sin embargo, logró descontar gracias a una gran volea de Robert Lewandowski, al minuto 32, pero unos instantes después, al 38, Vinicius hacía su tercer gol de la tarde, para volver a darle aire a su equipo. Y así se fueron ambas escuadras al descanso, con los de Ancelotti seguros de que hacían lo necesario para levantar la Supercopa.
Al regreso de los vestuarios, el Madrid amplió por intermedio de Rodrigo, que a falta de 15 minutos se fue al banquillo para dar entrada a Brahim. También salió Tony Kroos y entró Camavinga, pero ya el Barcelona tenía uno menos en la cancha, por la segunda amarilla para Aráujo, por golpear a Vinicius al despejar un balón.
El Madrid siguió siendo mejor. Controló los tiempos a su antojo. Unas veces se fue atrás para intentar salir a la contra, y otra presionó en la salida y sembró siempre el miedo en los rivales, que sufrieron con las arremtidas constantes de los de Ancelotti.
La victoria, para el Madrid, fue el desquite de la derrota sufrida en la final del año anterior, en un día en que recibieron otra buena noticia: el ahora líder de La Liga, el Girona, pinchó ante el Almería, lo cual los de Michel quedan un punto por delante, pero con un partido más.
Real Madrid y Barcelona regresan ahora a casa para los octavos de final de la Copa del Rey, en la cual los de ANcelotti se medirán al Atlético de Madrid, en el Civitas Metropolitano, una semana después de eliminarlos en semifinales de la Supercopa.
La derrota del Barcelona deja en el aire la situación de Xavi Hernández, muy cuestionado en la Ciudad Condal, y sin la confianza del presidente Joan Laporta, que, en cualquier momento, podía rescindirle su contrato.
