Por El Estado como tal
La Habana.-El paquete “para rectificar distorsiones” anunciado por el gobierno cubano incluye al menos dos “elefantes en la habitación”: el gasto de “administración pública y defensa” y la brecha estructural del financiamiento de la seguridad social.
En 2022 (últimos datos completos), la “administración pública y defensa” era la tercera mayor partida de gastos presupuestarios y el área “no social” donde potencialmente pudiera hacerse mayores recortes, pero eso no se mencionó en la presentación del presupuesto para 2024.
El otro “elefante en la habitación” de la política fiscal cubana es la insolvencia crónica del sistema de seguridad social, con tendencia hacia el crecimiento de la brecha entre ingresos y gastos.
El déficit del sistema de seguridad social alcanzó en 2022 un altísimo nivel equivalente a 3,67 por ciento del PIB. No hay datos para 2023, pero es probable que no haya mejorado. Ese déficit se financia con recursos presupuestarios que pudieran tener otros usos.
La tendencia hacia el empeoramiento de la insolvencia crónica del sistema de seguridad social de Cuba se explica principalmente por una reducción de 56 por ciento de los ingresos (medidos como por ciento del PIB) entre 2020 y 2022.
La insolvencia del sistema de seguridad social cubano muy poco tiene que ver con “distorsiones”. A pesar de que es uno de los principales retos de política económica del país, todavía no se conoce un programa oficial para resolverlo.
Uno de los problemas de un eventual agravamiento de la crisis de la seguridad social es que usualmente su “solución” sería impopular y políticamente complicada: incremento de contribuciones, de la edad de jubilación y del tiempo laborado.