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Por Jorge Menéndez

Cabrils.- Muchos no me entenderán, por el simple hecho de que todos pensamos diferente, lo sé perfectamente. También sé que tampoco somos iguales, lo cual tengo asumido. Pero si algo intento en la vida, es ser congruente con lo que pienso y hago.

En este caso, sé que muchos de los que lean esto me tacharán de hp, pero intento reflexionar y por más que trato, dejando temas humanitarios aparte, no entiendo la deformación mental de muchos cubanos.

Todos sabemos de las ingentes sumas de dinero que piden los que viven en la isla, endeudándose para salir de Cuba, muchas veces arriesgando sus vidas, incluso. En México son habituales los secuestros de unos. A otros los dejan los coyotes solos en la selva del Darién, después de haberlos dejado sin un céntimo. Algunos, incluso, se suben a una balsa que nunca llega o terminan en la boca de los tiburones.

Desgraciadamente, esto forma ya parte de nuestra historia y con eso tenemos que convivir. Pero existen otras generaciones de cubanos a los que le quitaron todo lo que con su trabajo habían logrado.

Con este trasfondo, si emigraste, poca o ninguna gratitud le deberías tener al gobierno cubano, el mismo que nos obligó un día a tomar una decisión muy difícil, aunque muchos crean lo contrario, que nos marcará hasta nuestro último día.

Acabo de leer en los medios que una chica le dijo a su mamá que fuera al aeropuerto a buscar un paquete que le había enviado y, cuando la progenitora llegó, se encontró a su hija en la terminal aérea, porque había ido a verla nada más recibir su residencia.

Hace unos días leí también que un chico le pidió siete mil dólares a un pariente en Estados Unidos para irse, con la condición de que lo devolvería en tres o cuatro meses. El pariente le contestó que para ahorrar esa cantidad en Estados Unidos tendría que trabajar de sol a sol, por lo menos, cuatro o cinco años.

También supe de una cubana que cada año iba a Cuba de vacaciones con todo el familión y el año que no pudo hacerlo, se enemistó con la familia, o al revés.

Estos casos comunes de gente que se van porque es la moda, sin siquiera saber lo que les espera del otro lado del charco o sencillamente pretenden «triunfar» y después estar en el viajecito para allá y para acá, alardeando de tener residencia afuera y presumir del yo tengo y tú no tienes.

Me pregunto cómo, gente que arriesga su vida en el océano o la selva, y encima tiene que demostrarle al gobierno de Estados Unidos que son perseguidos o presos políticos, se van tan tranquilos a veranear a Cuba y a surtir de moneda dura al gobierno de La Habana.

No digo que sean todos, pero hay una gran mayoría que se fue y no se fue. Y no piensan en la generosidad del gobierno que los acogió, o en el daño a otros compatriotas que les quitan el ESTA, y según estadísticas casi medio millón de cubanos que viven en Estados Unidos van a Cuba cada año.

¿Cuántos de ellos van a poner negocios al país que un día les quitó todo a sus familiares y rompió sus familias? ¿Cuántos de ellos van de turismo? ¿Cuántos van a alardear de tener su residencia en otro lugar?

Entiendo que muchos de ellos, por enfermedades de familiares, tienen necesidad de ir y entiendo, incluso, que vayan de vacaciones y vean a sus familias.

Según encuestas, un 70 por ciento de los cubanos que emigran a Estados Unidos, van a Cuba antes del año y medio de residir en el norte. Algunos montan negocios en el país que, según un día declararon, los perseguía. Incluso ya van a ferias en La Habana, eventos que no son precisamente gratis.

Todo esto me parece un absurdo y por esto están pagando muchísimos cubanos que no entran en estos jueguitos absurdos, pero me temo que en un futuro no muy lejano pagaremos todos.

Estoy abierto al debate, para el que quiera…

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