Por Oscar Durán
La Habana.- Por si no se han enterado, las medidas de Marrero ya están puestas en vigor. No sabemos nada de ellas, pero desde el primero de enero salieron a la par de la caravana de la libertad y andan recorriendo Cuba. Los trabajadores de salud y educación pueden ver sus frutos a finales de mes cuando recursos humanos pague el salario. Según la dictadura, tendrán un gran impacto social y económico en el país.
Qué manera de cogernos para eso. Siempre nos tienen entretenidos con algo. Cuando nos estábamos despidiendo del Ordenamiento, llegaron las medidas para ilusionarnos como unos niños de meses. Desde ya se los digo: esto es otro fracaso más del régimen. Nada que salga de la cabeza de estos mentecatos, puede enderezar el país.
El cubano tiene mala memoria. Hace poco más de diez años a algún sesudo se le ocurrió hacer un experimento con Mayabeque y Artemisa. En un lustro, todas las provincias debían tener la misma estructura, sin embargo, no funcionó. El general de división Leonardo Andollo estaba al frente de ese disparate y más nunca ha dado la cara. Se desapareció cuando vio el desastre.
Así funciona esta gente. Miren a Marino Murillo, en su momento lo presentaron como el tipo duro que iba a levantar la economía cubana y terminó botado deshonrosamente de la cúpula castrista. De vez en cuando lo hemos visto ejerciendo su nuevo cargo de magnate del habano en la isla. En cualquier minuto, ni tabaco de bodega pueden fumar los cubanos por la escasez.
Ahora estamos con Marrero, nuestro primer ministro. Es el tipo de moda por estos días. Marrero y sus medidas, señores. A los infelices maestros que ya tienen como 78 años, los han hecho levantar de su sofá para volver a las aulas por tres quilos más. A los pobre médicos, los han ilusionado con un mejor pago en las guardias nocturnas, por exposición y complejidad de las labores asistenciales, por años de servicio y esfuerzo extra allí donde falte fuerza de trabajo.
No tienen a nadie y deben abrirse de patas para engatusar a la gente y así no tener déficit de personal en dos sectores que, en su momento, fueron “conquistas de la revolución». Pero lo que ellos no saben es que la salud y educación ya colapsaron hace rato y no los levanta ni el médico chino.
Por el momento, conformémonos con estar en modo Marrero, nuestro ratero de turno, a quien le han ordenado maquillar el drama económico actual con el peso histórico de una revolución fallida.