Esteban Fernández Roig Jr.
Miami.- No hay dudas que preferimos a las personas bellas. Esa es una gran realidad, pero existen un millón de excepciones.
Es completamente cierto que vemos en la televisión el Reporte del “Tiempo y la Temperatura” y sale una gorda de 350 libras dando los detalles climáticos y cambiamos de canal buscando a una bella y monumental meteoróloga…
Pero, repito, eso no sucede en todos los casos y cuando un ser querido requiere una trepanación del cerebro ¿preferimos que la haga el afamado neurocirujano Ben Carson o el “bonitillo” Brad Pitt?
Es más, nos da “un yeyo” si vemos a Brad con un bisturí entrando al quirófano…
Imposible que al caerse un tipo en un pozo, llegue una flacundenga horripilante a tirarle un cabo para sacarlo, este no acepte su ayuda y le grite: “¡Váyase, déjeme aquí que usted está muy fea!”
Estamos en India, solos en alma, asustados ¿preferimos encontrarnos con un horrible perrito dulce y cariñoso, o con un precioso y feroz tigre de Bengala?
Una mujer es acusada de un horrendo crimen ¿preferiría escuchar los consejos del feísimo, genial y brillante abogado Alan Dershowitz o de William Levi?
Lo cierto es que preferimos escuchar el trinar de un sinsonte desplumado que los detestables graznidos de un bellísimo Pavo Real.
En resumen: Si yo voy al dentista y me recibe Jennifer López con un alicate para sacarme una muela, salgo corriendo.