LA MALA MEMORIA DE JOEL GARCÍA

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFELA MALA MEMORIA DE JOEL GARCÍA

Por Fernando Clavero
La Habana.- Joel García es uno de los más ladinos entre todos los voceros y defensores a ultranza del castrismo. Lo hace desde el deporte, donde polemizar e ir en un sentido o en otro suele no tener la misma connotación que si lo haces en política, donde cualquier pronunciamiento alejado de la línea trazada por su exvecino y amigo Rogelio Polanco, le puede costar el puesto.
García es un as en eso de hacer el trabajo sucio a escondidas. Es tan bueno en esas labores, como en lo de serruchar pisos, o hacer la cama, como se dice en buen cubano. Es, además, como la gatita de María Ramos: de los que tira la piedra y esconden la mano, para que otros paguen, o para que otros se enzarzen en una porfía que tal vez ni les tocaba.
Un amigo en común me acaba de mandar su último pronunciamiento en Facebook, la red a donde va a soltar su veneno o a hacerse el bueno, aunque quien lo conoce bien sabe que solo intenta pinchar, abrir el debate y salirse.
Con «EMIGRACIÓN DEPORTIVA: HISTORIAS TATUADAS DE CUBA» () justifica el proceder del jardinero camagüeyano Dariel Álvarez, ahora jugador de Matanzas. Hace lo mismo con Antonio Pacheco y aquella historia nunca olvidada del Salón de la Fama del Béisbol cubano y su marginación, y pide que dejen a Yulieski Gurriel venir a Cuba a mostrarle a sus hijos -a los de él, por supuesto- el lugar donde el pelotero se hizo famoso.
Joel García nunca metió la mano en la candela por ningún deportista. No enarboló la bandera de Pacheco cuando lo dejaron fuera del Salón de la Fama, ni cuando, en aquel Juego de Estrellas en el Guillermón Moncada, su número no apareció entre los que la afición tenía que venerar, siendo el de Palma Soriano el pelotero más grande que dio aquella provincia y entre los cuatro o cinco mejores de Cuba.
Y ahora sale el periodista de Trabajadores con esta historia. E igual hace con Gurriel, como si el espirituano necesitara de alguien que levantara su bandera, cuando el Yuli se codeó siempre con la cúpula castrista. No olvidemos que hay fotos de Gurriel en un yate con El Cangrejo, rodeado de muchachas. Si quiere volver a Cuba, solo tendría que marcarle el número al nieto del que verdaderamente manda, y al momento tendría las puertas abiertas.
Es más, si no lo consigue con una llamada, le bastaría mandar un sobre con unas decenas de miles de dólares para conseguir todos los perdones posibles. Así que no entiendo la campaña de Joel García, en cuyo post en Facebook aparecieron al momento seguidores -visibles o solapados- a hacerle la pelota. Y algunos, incluso, a usar la misma palabrita de siempre, aquella de ‘traidor’ que le endilgaron a todo el que abandonó Cuba para irse a otro país, como si hubieran dejado tirado a un ejército durante una batalla.
Sobre el tema de los cubanos que se han ido, ninguno de los que defiende al castrismo puede hablar. Entre esos Joel García, que ha sido un beneficiado del sistema, por razones que ahora mismo no mencionaré, pero no porque no vengan al caso, sino porque no voy a caer en las bajezas suyas.
Solo quiero dejar claro que Dariel Álvarez regresó porque estaba en su derecho. Y Pacheco tuvo el derecho de quedarse en Estados Unidos y tiene el de regresar a Cuba cada vez que quiera, hable o no a los medios de cualquier lugar del mundo, como mismo lo hizo Pito, o lo hará Yulieski o Chapman. Todo son cubanos. La isla donde nacieron les dio el gentilicio y ningún gobernante, ningún político o ningún periodista se lo puede quitar.
Pero me llama más la atención que Joel García quiera hacer bandera con eso desde Facebook. ¿Y por qué no lo hace a favor de Amelia Calzadilla, a quien la tenebrosa Seguridad del Estado le comunicó que no podía volver más a Cuba? ¿Por qué no lo hace por Anamelys Ramos, a quien dejaron varada en Estados Unidos, sin la posibilidad de subir a un avión? ¿Por qué no habla a favor de esos cientos que tienen -o tuvieron- prohibido volver a su tierra, desde René Arocha o Celia Cruz, hasta colegas de profesión que escogieron hacer su vida fuera, sin tener que lamerles las botas a los que él se las lame cada día?
No lo hizo porque es una rata. Joel García es una rata y como sabe, porque bobo no es, que el barco se está hundiendo, intenta guardarse una bala para lo que pueda pasar. Pero nada más. Así que esos pataleos de ahora que se los crea otro, pero yo no lo haré. Para mí sigue siendo un periodista limitado y detestable, un bufón en la corte de los Castro, que por vivir en un sitio privilegiado, viajar una o dos veces al año con los deportistas y asegurarles carreras como diplomáticas a las hijas, es capaz de cualquier cosa.

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