Por Jorge Menéndez
Cabrils.- El gobierno cubano sigue culpando a los nuevos actores económicos de los altos precios, sin reparar en los precios cósmicos de sus propias tiendas. La lucha contra la inflación y el alto valor de los productos no es aplicable a la red de tiendas en MLC del Estado.
Detrás de «la lucha frontal» contra la inflación se esconden dos objetivos muy claros: controlar la actividad económica de las pymes, y controlar que no surja gente rica, por su miedo a ir perdiendo el poder, poco a poco.
Decía Manuel Marrero que en ningún país del mundo un dueño de una pyme se había hecho millonario. Error colosal: precisamente los millonarios surgen desde este tipo de empresas, que son el tejido productivo que más riqueza crea en cualquier país normal del mundo.
Marrero y su gente, bajo la bandera de controlar precios y bajar la inflación, esconden sus verdaderos fines.
Curiosamente, de sus precios no se habla, ni nadie puede luchar contra ellos, tampoco sabemos qué aranceles van a pagar las empresas estatales a la importación. Entre esas medidas arbitrarias está la de subirle el arancel a la cerveza porque no se «produce en Cuba».
Las fábricas de cerveza cubanas se pasan la mitad del año paradas, bien por temas técnicos o por falta de materia prima o de corriente. Y tanto las cervezas nacionales como las extrajeras han convivido siempre, cada una con sus precios. La problemática radica en que, como en Cuba hasta la materia prima se importa, los costes son más altos que importar la cerveza ya elaborada.
Ese es el resultado de la politica económica del gobierno durante 64 años.
¿Alguien se ha sentado cinco minutos a pensar en toda la materia prima que Cuba importa, y cuánto se podría producir sin importarla con la consiguiente economía de costes? Mientras, seguimos en la bobería de los viajecitos y de los compinches para ir a comprar al extranjero. Nada ha cambiado.
¿Quién le dijo al gobierno que controlando la actividad comercial de las empresas controlaría la inflación? Controlando la contabilidad de las empresas tampoco se genera nada que baje la inflación. Esta es la segunda parte, que comenzó con el proceso de bancarización, implantado para controlar las corrientes de pago y así tener bajo control el dinero ajeno. Esa es la verdadera tarea en la que está enfrascado el gobierno.
La inflación les importa poco, pues se combate llenando el mercado con productos, importados y de produción nacional. Se van llenando nichos de mercado que paulatinamente, bajo la demanda, irán bajando los precios siempre que haya una buena oferta.
La competencia es otro factor que para nada estimulan, más bien luchan contra ella para mantener el monopolio y que nadie les haga sombra.
Vender en pesos le daría fortaleza a la moneda nacional, lo cual equivaldría a que en el mercado cambiario informal el dólar se debilitaría.
Sobre este tema, Marrero habló de crear un mercado cambiario con un valor de cambio real. Pero, si no tienen dinero, ¿cómo se va a implementar? Dan risa las tonterías de este señor.
El valor de cambio real o económicamente fundado, como ellos lo llaman, cómo se establecería en un país que no tiene ni el más mínimo fundamento productivo.
Todas estas palabras bonitas que se han aprendido, como encadenamientos productivos, macroeconomía, mercado cambiario, convertibilidad, etc, etc… no son más que utopías, mientras los payasos económicos de turno sigan actuando en su circo privado.