Por René Fidel González
Santiago de Cuba.- No hay novedad alguna en restaurar el capitalismo en Cuba sin democracia, sin derechos, sin justicia social y sin igualdad política para los ciudadanos.
Ni siquiera lo es que un Partido Comunista lo intente por el peso de su orfandad teórica y mediocridad, su deformación y evolución burocrática y despótica, o por la incertidumbre o inconformidad que sus élites sienten sobre el futuro del monopolio político que detentan.
La novedad sería que los ciudadanos, a pesar del desastre social que en Cuba causa ese proceso, no perciban el fin de la exclusión política como el horizonte político más importante y crucial para rescatar de manos de otros su felicidad y el control de sus destinos y proyectos de vida.
Esto no es un reproche a los excluidos, es una conclusión y un pronóstico de los próximos tiempos del primer Gobierno de la restauración capitalista en Cuba.
El Pueblo no es eso adormilado y triste por vuestros privilegios y miedos que ustedes llaman desfachatadamente nuestro pueblo. La única frontera que le están dejando por cruzar es la que ustedes han hecho para separarlo de las libertades y derechos que le pertenecen.