Por Oscar Duràn
La Habana.- Todavía no han dicho si el 2024 será un año de avances y prosperidad para el pueblo cubano, pero no se preocupen, eso viene. Algo van a soltar, sin importarles el terrible escenario del país. Siempre nos han tenido así, mareaditos y enfocados en ellos, cuando debería ser al revés. Ya Manuel Marrero, ese primer ministro de cara redonda, presentó un plan de medidas para “dinamizar” la economía cubana. Habló con convicción, como diciendo: “ahora sí, coño. Yo no soy Marino Murillo, aquí hay una tranca”.
De un día para otro pasamos del fracaso del Ordenamiento a las medidas de Marrero. Murillo descansará en paz en su Cubatabaco, robando y viviendo la dulce vida. Se quitó un peso de encima. A partir de ahora, la caliente se la tiran al primer ministro. Si el precio del combustible subió y un almendrón del Coppelia al puente Almendares cobra 350 pesos, corre para las redes, busca una foto de Manolete y desahógate. Dale con todo.
Por si no te has enterado, aparte del subión del combustible, el precio del agua, el cigarro, el tabaco, el gas licuado y las tarifas del transporte, también van para arriba como la barriga de Marrero. Los ñangas de la esquina de mi barrio están comprando las cajas de H.Upman de 200 en 200. Porque eso sí tiene el cubano: cuando oyen a estos mequetrefes decir algo en cadena nacional, van corriendo a guardar pan pa´mayo, mientras puedan, claro.
Del mercado cambiario y las remesas del exterior, también habló. Sin embargo, no fue concreto sobre la estrategia a utilizar. Sí le tiró a Donald Trump, culpándolo por el rumbo que tomaron las remesas y aseguró que han creado un grupo de trabajo para recuperar ese mercado. El pobre Trump, cogiendo palos en la Asamblea y ya no es presidente de Estados Unidos. Indiscutiblemente, el tema de las ayudas del exterior es un punto débil de la dictadura y le está costando controlarlo. Entre el parón de Otaola y el monopolio de las empresas extranjeras en ese sentido, el régimen no levanta cabeza con las remesas.
Siguiendo la línea de Marrero, se vieron obligados a bajar los aranceles de los productos importados con el objetivo de bajar la inflación, y extenderán la prórroga de libre costo de los productos de aseo, medicamentos y alimentos. Ya saben, cubanos residentes en el exterior: a seguir llevando medicamentos para vender y clavarlos a precios por las nubes a tus mismos compatriotas. Si esta gente piensa que van a controlar la inflación, están viviendo en la luna de Valencia.
Pobres jubilados. De ellos nadie habló. Si suben los precios del agua, la electricidad, el gas y el transporte, ¿cómo esos infelices van a tener dinero para comer? Este desastre no hay quien lo arregle. Esta gente llegó y paró, como dice mi amigo Gómez. Son ellos los que nos tienen confundidos con tanta mediocridad y desfachatez. Cambiamos la palabra ordenamiento por medidas. Cambiamos a Murillo por Marrero. Y lo más lindo: seguimos en lo mismo. De madre.