EDUCA A TU HIJO

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Alejandro Marcoleta

La Habana.- La maestra de mi hijo escribe «aniversario» con Z en la pizarra y debo estar agradecido. Al menos el niño tiene una maestra. En un país, donde todo el mundo ha decidido pirarse, contar con una educadora que escriba «aniverzario», nos garantiza un bonito porvenir.

Los padres cubanos la tenemos «podrida» con el tema de la educación. El éxodo masivo, sumado a decisiones desesperadas por tratar de tener un profesor frente a las aulas, han empobrecido un sistema educativo cada vez más diezmado.

El alumno se va quedando sin referentes funcionales desde los primeros años de vida y arrastra deficiencias en su aprendizaje, que luego vienen a pegarle como un muro en el rostro durante las etapas más elevadas de su formación, dígase la Educación Superior.

Es sabido que cualquier edificación con una mala base donde reposar su estructura, está condenada irremediablemente al colapso. ¿Qué podemos esperar entonces del futuro de nuestros hijos? ¿Qué le depara el mañana a la nación, teniendo en cuenta esta premisa?
A esto podemos sumarle el adoctrinamiento al que están sometidos nuestros infantes desde edades tempranas, poniendo en jaque a la mayoría de los padres que ya no pueden y no quieren comulgar con una ideología obsoleta que solo les ha traído miseria y desesperación.

Los padres debemos convertirnos en un as de la psicología y navegar entre dos aguas para que el niño no pierda su libertad de pensamiento y a su vez cumpla con lo que se le exige.

También debo reconocer la diferencia sustancial entre el adoctrinamiento recibido cuando era un escolar y el que se percibe hoy en las escuelas. Esta divergencia descansa principalmente sobre un punto en particular: ya nadie cree en esto, lo que hace de su continuidad como método de enseñanza un absurdo que roza un poco más en lo ridículo.

Maestros vendiendo confituras en las aulas para «poder sobrevivir», mobiliario en decadencia, baños sin higiene que ponen en peligro la salud de los educandos, infraestructura deprimente, directivos puestos a dedo que lejos de encontrar soluciones, son expertos en hallar justificaciones. Vulgaridad, malos tratos, bajo nivel cultural y un largo etcétera caracterizan las instituciones educativas en la Cuba de hoy.
Otra conquista de la revolución aniquilada por la incompetencia de sus conquistadores.

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