Por Irán Capote ()
Pinar del Río.- Si una imagen tuviera que resumir mi 2023, prefiero que sea esta. Sentado en uno de los salones de la casa de mi amiga Casiopea (Diana Lizt Morejón), en el emblemático Hotel Globo, de Pinar del Río. Ya se acaba el almanaque de mis 33 años… ¡Por suerte!
En febrero, jugando con la numerología y la charada dije que este era mi «año tiñosa». Y tiñosa fue.
No sé en qué va, no tiene explicación. Pero el 33, es un año que se las trae. Para mi ha sido durísimo. Cambios profundos e inesperados en mi vida de los que aún no me recupero del todo. No me gusta quedarme con lo negativo, no es sano. Y sé que es válido aprender de los errores, de los accidentes y de las malas acciones que vienen de los otros. El mundo está lleno de mucha mierda y es imposible que no tropecemos con ella durante nuestra caminata.
Por suerte, en medio de las situaciones más desesperantes he encontrado la calma. He sabido salir del camino y observar el paso de las cosas. Durante la pausa me he servido un café y me he fumado no pocos cigarros mientras el carnaval pasa arrollando todo a su paso. Como en esta foto, he podido mirar todo desde lejos. Y creo que eso me ha salvado. El carnaval se ha llevado a los otros, se ha llevado lo que quizás, estaba sobrando…
Está al terminar mi año tiñosa. Le quedan días. Y aunque no haya agua en la ciudad de Pinar del Río, estoy llenando un cubo a cuentagotas para lanzarlo por la puerta este 31 de diciembre. Afinen bien los oídos, porque a las 12 de la noche, con el primer campanazo de la iglesia, se va a escuchar mi grito:
¡ Se va! ¡¡Se vaaaaa!! !!!Se fueeeeeeee!!!
Sé que el 2024 estará lleno de bendiciones…
