Por El Estado como tal
La Habana.- La estadística oficial indica aceleración mensual de la inflación en Cuba en noviembre y desaceleración en términos interanuales. No es una contradicción, sino la expresión de dos marcos temporales distintos de medición. En cualquier caso, la inflación sigue siendo muy alta.
El aumento mensual de la inflación en noviembre no fue un hecho puntual. Es parte de una trayectoria de aceleración mensual que se inició en septiembre de 2023 que indica que las tensiones de desequilibrio macroeconómico se mantienen. Sería imprudente cantar victoria.
La desaceleración interanual es una tendencia observada desde junio de 2023 que indica que la inflación acumulada al final de 2023 sería menor que la de 2022, con un nivel probablemente cercano a 30 por ciento.
La inflación real en Cuba es mayor que la oficial, que no incluye el crecimiento de precios en el mercado informal. Una inflación oficial anual de aproximadamente 30 por ciento es una inflación muy alta que continúa reduciendo sistemáticamente el ya muy deprimido poder de compra.
Es una inflación con múltiples causas, incluyendo circunstanciales y geopolíticas, pero los factores internos son fundamentales: modificación de precios relativos del “reordenamiento”, escasa respuesta de oferta, y un elevado déficit fiscal que alimenta el exceso de liquidez.
La inflación general continúa siendo una inflación “halada” por el efecto de los precios de los alimentos, tanto de la división “Alimentos y bebidas no alcohólicas” como los precios de la gastronomía registrados en la división “Restaurantes y hoteles”.
Los mayores precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas “explican” que un 56,27 por ciento de la inflación general de noviembre en Alimentos como los frijoles, el azúcar y el tomate registraron notables incrementos mensuales en sus precios.
El aumento de precios de noviembre de 2023 estuvo encabezado por la división “Restaurantes y Hoteles”, principalmente por el incremento de precios de la gastronomía.
Cualquier declaración triunfalista respecto al efecto de las políticas económicas en la reducción de la tasa oficial de inflación, debe ser contrastada con dos cuestiones: una inflación de dos dígitos sigue siendo un desastre, y la cuestión de dónde se concentra el costo del ajuste.
El instrumento de “estabilización macroeconómica” que parece ofrecer un mayor margen antinflacionario al gobierno cubano es el hundimiento de salarios y pensiones como % del PIB. El “ordenamiento” ha representado una “compresión” brutal de la remuneración de trabajadores.