Por Edmundo Dantés Junior
LA Habana.- Victor Manuel Rocha nació en Colombia. Se hizo ciudadano estadounidense e ingresó a la vida diplomática de su nuevo país. Tuvo el rango de embajador en Bolivia entre los años 1999 y 2002, su más alta colocación burocrática.
Antes, en la década de los 90, operó como encargado de negocios adjunto de la oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana, Cuba. Cuando la Fuerza Aérea cubana derribó una avioneta del grupo «Hermanos al Rescate» proveniente del exilio cubano en Miami, Rocha era el titular del despacho. Corría el año 1995.
En noviembre de 2022, el FBI recibió la denuncia de que Rocha trabajaba ya durante cuatro décadas para el Departamento de Inteligencia del gobierno cubano. Para descubrirlo, usó un agente encubierto que lo contactó mediante whatsapp encriptado. El detective se hizo pasar por un espía de La Habana en Miami. Rocha mordió el anzuelo y soltó la lengua. Tuvo tres reuniones con él en la iglesia presbiteriana situada en la avenida Brikell de Miami. No se dio cuenta de que lo estaban grabando.
Este viernes, el FBI lo arrestó y presentó ante una Corte. Cuando Rocha, de 73 años, vio entrar a la sala a sus hijos y a su esposa, rompió en llanto.
El fiscal general Merrick Garland ha presentado cargos pesados en su contra. Dijo que Rocha es el protagonista de la infiltración más prolongada de una nación enemiga en el servicio exterior y que estuvo en capacidad de transferir información no pública altamente sensible.
Para no levantar sospechas, le dijo Rocha al agente encubierto del FBI, él trataba de mostrarse como una persona de extrema derecha. Esa era su «leyenda».
Rocha habría comenzado a ser agente de Cuba desde el año 1981. Si es cierto que cobró durante cuatro décadas, habría dejado de serlo en 2021, un año antes de haber sido denunciado. En las grabaciones se lo escucha decir que «lo hecho fortaleció inmensamente a la Revolución».