Por Pablo Alfonso (Especial para El Vigía de Cuba)
México DF. – A Rafael Ernesto Hernández lo conocí cuando estudiaba en la Escuela Nacional de Arte( ENA), junto a mi sobrino mayor, Hamlet Gómez Alfonso. Por aquellos días Rafael era, prácticamente, un niño. Solo tenía 14 años, un cuerpo menudo, como todos sus compañeros de aula, propio de la edad y de la mala alimentación de las becas y de Cuba toda.
Muchas veces asumí con orgullo el rol de padre de mi sobrino, por lo que tuve que asistir a incontables reuniones. Así fui conociendo y queriendo a cada uno de los talentosos jóvenes que formaban parte de su grupo. Sería interminable la lista, pero no podría dejar de mencionar a Alejandro Rodríguez (Churrisquito), Carlos Enrique Almirante, Israel Guerra, Efraín Rodríguez, Danilo Marichal y Rafael Ernesto Hernández, entre otros.
Lejos estaba de sospechar que muchos de ellos triunfarían en diferentes latitudes. Unos como actores, otros como escritores, realizadores y hasta como modelos. Este es el caso de Rafael Ernesto, con quien me reencontré 20 años después en el México que lo acoge desde el 2012.
-Los televidentes cubanos te perdieron el rastro. ¿A qué lo atribuyes?
-Llevo cerca de 12 años viviendo en México, donde decidí seguir mi carrera, y al salir de Cuba te conviertes para ellos en una no persona. Irse de la isla, significa una forma genuina de resistencia, de oponerte francamente a lo que sucede con el régimen.
-¿Por qué México?
-México tiene muchos nexos culturales con Cuba, muchos códigos que nos identifican, además de la cercanía geográfica. Por otra parte, es un país bondadoso para las personas que están tratando de rehacer sus vidas. Te da oportunidades.
-Las has aprovechado. Has trabajado en varias series de televisión como «Amor sin reserva», » El Chema» y » La Doña». ¿Con cuál te quedas?
Con el Cine.
-¿Hablas del largometraje Marioneta, tu debut en el cine mexicano?
Sí. En ese filme hice el personaje protagónico. Compartí escena con actores mexicanos impresionantes como Patricia Reyes Spíndola, Juan Manuel Bernal, Fátima Molina, entre otros, bajo la dirección de Álvaro Curiel. Interpreto justo, a un cubano que es actor y que vino a este país a probar suerte y que, por cuestiones de la vida, termina en otros rublos, otros caminos. Sin dudas es un personaje que tiene mucho que ver con mi vida, pues yo también vine a probar suerte a México.
-¿Cuánto te ha costado adaptarte a una nueva forma de Producción?
Mucho. Las producciones en Cuba tienen otro ritmo, se toman mucho tiempo. En la Isla el tiempo no es tan valioso. A veces se detiene la producción por la falta de recursos. Acá es el mayor recurso, mientras más te demores, más dinero gastan y ese lujo no se lo dan las productoras. Todo es muy ágil, sintetizado. Adaptarse a ese ritmo me costó un poco de trabajo.
-¿Te ha golpeado el acento cubano?
En un principio, sí. Primero hay como una negación personal, que yo puedo hacerlo como cubano. Luego te das cuenta que tu no vas a cambiar una industria ya establecida y tienes que hacerlo como te piden.
-Has sido modelo y has presentado varias firmas importantes con tu imagen. También incursionas en la fotografía y la realización. ¿Fue una vía para abrirte camino, para poder subsistir o es que prefieres el modelaje y la realización antes de la actuación, o se trata de una mezcla de todas?
Soy bastante versátil y no me gusta quedarme con una sola cosa. Me gusta experimentar mucho. Lo del modelaje fue circunstancial, no es que me interese de manera particular. Pero fue una fuente importante de ingresos que permitió sustentarme. Luego se abrieron otras puertas como la realización y entonces dejé el modelaje. Es que la producción de audiovisuales si me interesa, incluso, desde Cuba. Todo lo que tiene que ver con la edición, la fotografía, la post producción, siempre me ha gustado. Siento que todo esto complementa la cuestión actoral.
-Otra de las manifestaciones artísticas que se te da, es la pintura .¿Te consideras pintor?
No, no, para nada. De hecho, hace tiempo no lo practico. La última vez fue cuando la pandemia, que hice un autorretrato. Respeto mucho la profesión como para considerarme un pintor.
-Formaste parte de la película La Alina de Cuba, rodada en Colombia. Representaste a Raúl Castro. ¿Qué piensas del filme dirigido por Miguel Bardem y del personaje que te tocó asumir?
Fue un proyecto increíble, mi primera actuación en inglés. Es una producción de Hollywood que verá la luz el próximo año. Ahí comparto casi todas mis escenas con el protagonista, James Franco, que encarnó a Fidel Castro. También actúan la argentina Mia Maestro, y la actriz y cantante estadounidense Ana Villafande, que es la protagonista e interpreta a la hija de Fidel Castro.
Fue una experiencia maravillosa, poder conocer a Alina Fernández, la hija extramatrimonial de Fidel, pero reconocida por él, que fungió como asesora del filme. Se trata de una adaptación de su libro. Mi personaje juega un rol específico en la película, no se trata sobre su vida. Más bien la cinta aborda la relación de Fidel y su hija. Por lo que no me tomé licencias que no me correspondían y me apegué al guion.
-¿En qué supera el Rafael de hoy al que conocí cuando estudiaba en la ENA?
La experiencia, las millas recorridas son muchas. El vivir fuera de Cuba me ha dado una lucidez, una verdadera noción de como funcionan las cosas en el mundo. En Cuba vivía en una inocencia y una enajenación propias de un sistema que aparentemente te da amparo, pero termina engañándote. Te conviertes en una persona vulnerable ante los ojos del mundo. Una vez que conoces al mundo real, te das cuenta que estás desposeído de toda arma, de toda herramienta para poder enfrentarte a la vida, que has vivido en una burbuja, en una nebulosa, en una mentira total que te aleja de la realidad.
-¿Cómo has logrado salir adelante en México, un país con fuerte tradición y que en su momento fue la meca del cine en Latinoamérica?
De verdad que no ha sido poca cosa. El esfuerzo es grande. No creo estar satisfecho, siempre trataré de escalar un poco más, pero sí me siento orgulloso de las cosas que he logrado y como las he logrado. De todo lo que he hecho y como lo he hecho también.
-¿Con cuál de tus personajes «mexicanos» te quedas?
Con el Ernesto de Marioneta. Es una película muy entrañable. Hay mucha similitud con mis inicios en el cine cubano. Ese proceso de iniciación, de arranque, lo mismo en Cuba, que en México, fueron muy parecidos. Fue un proceso soñado. Lamento mucho que la película no haya tenido el vuelo que realmente merecía.
-Ahora, muy rápido sobre tu paso por la televisión, el cine, el teatro y el vídeo clips en Cuba: ¿El Conde de Montecristo o El Príncipe de los Zorros?
El Conde de Montecristo.
-¿Ciudad en Rojo o Lizanka?
Ciudad en Rojo.
-¿Con cuál obra y personaje te quedas: Noche de Reyes o La loca de Chaillot?
Noche de Reyes.
-¿Con cuál vídeo clips: No tengo la culpa o ahora que ya sabes quién soy?
No tengo la culpa.
-¿México o Cuba?
Los dos.
-¿Neri González o Hollywood?
No, no… mi mamá siempre.
-¿Volverías actuar en Cuba?
El día que sea libre.
¿Santy Hernández?
Mi razón de ser, mi vida, mi faro.
-Tu padre falleció de cáncer cuando tenías nueve años. Él te sacaba siempre de la escuela, almorzaba junto a ti y te ponía a pintar todas las tardes. Sin dudas, quería aprovechar el mayor tiempo posible contigo. Si lo tuvieras delante, ¿qué le dirías?
En cierta medida, mi vida gira en torno a saber si he hecho las cosas en concordancia a cómo mi padre hubiera querido que yo me convirtiera. Si lo he hecho bien o no. Le diría que lo extraño un montón, mucho, mucho. Le preguntaría si está orgulloso de mí. Eso.
-¿Tu padrastro?
El dolor es tan profundo que todavía no he podido recuperarme de esa pérdida. Fue el sustituto directo de mi papá. Fue mi otro padre. Si tuviera que dividir mi corazón, una parte estuviera con mi papá y otra con mi padrastro. Y desearía que estuvieran orgulloso los dos de mí. No sé si lo están.
Sé que su padre y su padrastro están más que orgullosos de saber en el buen ser humano que se convirtió este notable actor cubano, que hoy nos abre las puertas de su casa. Pero no solo ellos, también su madre Neris, y Dayana Soliño, la excelente cantante y pianista cubana que lo acompaña desde hace poco más de una década. La misma que lo convirtió en padre, al darle al precioso y cariñoso Santy.
Los cubanos todos, también estamos muy orgullosos de ti. No solo por tu talento, sino por verte al lado de la razón. En Cuba no te podrán silenciar siempre. Ya te volverán a disfrutar.