Oscar Durán
La Habana.- Cuando veo por el Noticiero Nacional de Televisión que Miguel Díaz-Canel sale de gira con su esposa Lis Cuesta y una delegación conformada por varios porristas de la dictadura, me pongo contento. Sí, porque el Granma te va a llenar de ilusiones y en portada sacará: “Fructífera gira del presidente cubano por el Medio Oriente”.
Y uno aprieta los puños, le entra una nerviosismo estúpido y quiere hasta gritar: “Viva Canel”. Es que me imagino dentro de 20 días las tiendas en moneda nacional llenas de productos árabes, desde, no sé, un refresco Zuko con las iniciales Al-Tahin, o muchos paquetes de carne de cerdo abarrotando las bodegas de mi municipio.
Precisamente es eso lo que yo imagino cuando Canel se monta en un tubo de aluminio y sale por ahí a prostituirse políticamente con tal de sacar a Cuba de su atolladero. Sin embargo, nadie le tiene fe a esos viajes. Esto aquí sigue en las mismas y marcha con pasos más agigantados a destruirse en su totalidad.
Quien sí le saca mucho provecho a esas giras es la Machi. Discúlpenme la poca seriedad, pero es la realidad: Lis Cuesta ha tenido relaciones sexuales con su marido en una pila de países, en habitaciones de lujo con vinos carísimos y oyendo de fondo a Raúl Torres y su canción Cabalgando con Fidel. Lo que no hicieron Vilma Espín y Dalia Soto, Cuesta lo está haciendo por las dos. Y hace bien, en definitiva, debe disfrutar al máximo porque todo en la vida se acaba y en cualquier momento Raúl Castro se cansa del Hombre de la Limonada.
Miren la foto que acompaña este trabajo y díganme si Díaz-Canel tuvo un encuentro “fructífero” con El emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al-Tahin. Estos árabes no están para meterse a invertir en un miserable país llamado Cuba. Lo de ellos es seguir vendiendo petróleo, continuar monopolizando el fútbol y agarrar verdes por donde más fácil le sea.
Además, no dejemos pasar por alto la pinta sabrosa de Al-Tahin. Le estaba enseñando sus piernas a toda la delegación cubana, incluida a Cuesta y a Leticia Martínez, la periodista personal de Canel. Así nadie se puede concentrar en un encuentro donde el Emir estaba loco por terminar y largarse a su mansión a disfrutar de un buen Cabernet Sauvignon.
Dicen por ahí, no me hagan mucho caso, que hoy lunes cortarán cabezas en Doha. ¿A quién se le ocurrió invitar al presidente cubano y hacerle perder el tiempo a su alteza qatarí un domingo en la tarde?
El jineterismo de Miguel Mario, a veces, es inoportuno y muy desubicado. Que alguien le haga saber, por favor. Mientras tanto, eso sí, Lis Cuesta sigue dándolo todo a puertas cerradas. Da lo mismo si es Angola, Doha o Nueva York.
A gozar se ha dicho.
