EL BARCO QUE HUNDIÓ A CUBA

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFEEL BARCO QUE HUNDIÓ A CUBA

Por Pablo Alfonso (EspecIal para El Vigía de Cuba)
México DF. -A Cuba y México los une mucha historia. Unas para bien. Otras para mal. Pero hay dos hechos que dejaron para siempre marcadas a ambas naciones.
El primero, menos conocido, se remonta a fechas tan tempranas como el año 1519, cuando el aventurero Don Hernán Cortés de Monroy y Pizarro planeó desde la mayor de las Antillas, la conquista del imperio Azteca. El ilustre descubridor organizó y partió desde las costas cubanas con la expedición que culminó con la conquista de lo que es hoy México.
440 años más tarde( 1959), ocurriría lo inverso. Desde el país de los aztecas, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, organizaron e idearon el derrocamiento del presidente cubano, Fulgencio Batista, que también culminó con la conquista de Cuba.
En aquel entonces México era el bastión cultural y político más importante de la región. Las condiciones estaban dadas en este país y Fidel las aprovechó. Llegó a esta ciudad en julio de 1955, tras ser excarcelado por el intento fallido del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Un tiempo después, fue a los Estados Unidos en busca de apoyo financiero para sus pretensiones de apoderarse de Cuba. Fidel no logró su objetivo como esperaba y se regresó a México.
Acá comenzó a buscar un lugar apartado para preparar a los futuros guerrilleros. Consiguió el apoyo del Presidente Municipal de Toluca Carlos Hank González. Después de varias propuestas encontraron el sitio ideal, enclavado en Chalco, un cerro parecido a lo que más tarde se enfrentarían en la Sierra Maestra. Además, era un lugar muy apartado de las zonas urbanas.
Fidel, junto a su hermano Raúl, habitaron una vivienda en la ciudad de México. La conserje del edificio Doña Mari, decía que Fidel era amable, distinguido y de buen porte, pero que siempre estaba retrasado en el pago de la renta.
Manía que mantuvo e incrementó hasta su muerte, pues nunca más pagó ninguno de los multimillonarios préstamos que le hicieron, dejando a Cuba sumergida en la miseria.
Decenas de vicisitudes pasaron los revoltosos cubanos. Hasta fueron encarcelados. A unos los enjuiciaron, otros escaparon, varios salieron de la cárcel a través de sobornos y algunos fueron puesto en libertad por la ayuda del General Lázaro Cárdenas.
Los guerrilleros cubanos y de otras nacionalidades prosiguieron sus entrenamientos de tiro y combate, hasta encontrar el medio de transporte, el archiconocido yate Granma, que cambió los destinos de un país.
Antonio del Conde, nacido en Nueva York, pero mexicano por elección, quien se dedicaba a la venta de armas, le proporcionó su Yate, no sin antes, aclararle a Fidel que la embarcación tenía el motor y la quilla descompuestos. Que el Yate estaba en ruinas. Fidel insistió que si lo arreglaba en el se iría a cuba, para arruinar el país.
El Yate solo tenía capacidad para 10 personas y el testarudo abogado zarpó en el junto a 81 personas más, para luego embarcar a un país completo. Desde Túxpan, Veracruz, partió el 25 de noviembre de 1956, en medio de una tormenta.
Pero la verdadera tormenta llegaría más tarde, justo el 1 de enero de 1959, y se mantiene hasta nuestros días y no se sabe hasta cuándo, como decía Miguel Pérez, el hombre que más odió a Fidel.
Hoy, el periódico oficial cubano incapaz de escribir estas líneas, mucho menos publicarlas, lleva tristemente el nombre, del barco que hundió a Cuba.

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