Por Emilio Herrera ()
México DF.- A pesar de ser admirador de los filmes de Ridley Scott (su filmografía épica), de la actuación de Joaquin Phoenix y de la figura histórica de Napoleón Bonaparte me marché del cine con una sensación decepcionante.
No voy a escribir mucho, ni hacer un listado de los errores históricos presentes (todas las publicaciones hablan de eso…pueden buscarlo), lo imperdonable aquí es que no se mostró las complejidades de un personaje tan rico y enrevesado como fue Napoleón. Nada de pensamiento político, filosófico, social. Casi nada de su carisma, su personalidad cautivadora y notable inteligencia. Pinceladas de su genio militar, cero menciones a la geopolítica europea de la época, a sus grandes mariscales y demás figuras históricas que son inseparables a la hora de contar la historia de Napoleón. A su vez, su enorme ego y obsesión por el poder son puros espejismos. Todo lo antes mencionado es tragado por el verdadero “Kraken” de esta película: la relación obsesiva con Josefina. Es una lástima para aquellos que no conozcan nada o poco sobre la vida del Gran Corso. Con este film no van a obtener la dimensión del verdadero Napoleón sino de un tipo hasta patético, un gobernante promedio que vivía y actuaba por su esposa. Cosa que no fue totalmente así.
En términos estéticos es atractiva. La ambientación, el vestuario, la fotografía y la recreación de batallas como Austerlitz o Waterloo son de excelente factura, muy bien filmadas, con todo lo que lleva. Por desgracia, a pesar de los grandes artistas que le dieron vida a la historia, las actuaciones fueron normalitas, nada memorable para Phoenix. De lo peorcito de Ridley Scott, con una desconexión de líneas argumentales preocupante.
Sí me entretuvo la película, pero me desilusionó bastante [repito, soy admirador de este triunvirato (Scott- Phoenix-Napoleón)]. Esperé algo glorioso, como fue gran parte de la vida de Napoleón y no lo vi. Casi al final del largometraje aparece la voz en off de Josefina atrayendo a su amado, anunciando que la muerte es camino para su reencuentro, para arreglar las cosas tóxicas entre ellos, para volverlo a intentar. Yo me quedo con esa idea de Josefina: hay que “volverlo a intentar” este no es un filme digno de Napoleón.