Por El Estado como tal
La Habana.- La Mesa Redonda sobre la “bancarización” parece indicar que el Banco Central de Cuba no considera relevante informar sobre acciones concretas relativas a su función como entidad clave de la política macroeconómica (garante de la estabilidad monetaria).
El relato fue impreciso en un punto crucial: la tarea del Banco Central de Cuba en relación con los “nuevos actores” no es acerca de crear “escenarios”, sino de establecer condiciones para las operaciones de los actores.
Esa imprecisión favorece una serie de alteraciones en la naturaleza y causalidad de los problemas a los que alude el Banco Central. Es el caso de considerar “ilícita” la necesidad legítima de los actores para disponer de efectivo en CUP que sirva para adquirir divisas.
El hecho de que los actores incumplan disposiciones legales (por eso es técnicamente “ilícito”) no exime al Banco Central de su responsabilidad por no haber establecido una condición básica para el funcionamiento de los nuevos actores (un mercado cambiario formal).
La economía del país tiene un déficit crónico de divisas desde hace mucho tiempo. La dificultad con la creación de un mercado formal de divisas no es tanto el monto de estas para operaciones de cambio, sino que la tasa de cambio alcanzaría un valor no deseado estatalmente.
La noción de que en ausencia de un mercado cambiario formal los nuevos actores no acudirían a un mercado informal es, o un acto de ingenuidad colosal, o expresa la premisa de que la amenaza extraeconómica pudiera contrarrestar un diseño defectuoso de mercados.
Otro problema: la “ilegalidad” relativa a la diferenciación de precios en dependencia del canal de pago o al cobro en divisas por parte de actores no estatales parece soslayar que ya eso lo hace el Estado con la bonificación de 6 por ciento y con las ventas en MLC.
Llama la atención en la narrativa del Banco Central lo que parece ser la ausencia de una conceptualización clara de la dinámica de la inflación que pudiera tener utilidad para informar en tiempo real la política macroeconómica del país.
Probablemente una de las lagunas notables en el relato oficial sobre la elevada inflación en Cuba es la ausencia de mención a las expectativas inflacionarias. Existe evidencia acerca de que una de las cosas más perturbadoras de la alta inflación es que tiende a auto- reforzarse.
Las autoridades económicas de Cuba no parecen disponer (o al menos no la comunican) una explicación razonada sobre el origen financiero del ascenso y posible caída de la inflación, que pudiera ser integrada a los factores “externos” que usualmente se mencionan en primer lugar.