Tomado de MUY Interesante
Este conjunto de leyes, grabado en una estela de piedra, revela la sofisticación y la rigurosidad de la justicia en aquella época. Descubre cómo estas antiguas normas dictaban la vida cotidiana, estableciendo un precedente para el desarrollo futuro del sistema legal.
La Habana.- El conocimiento, aunque superficial, de la historia del Derecho Penal, más que importante es esencial para comprender hoy esta rama del Derecho. El Derecho es un fenómeno histórico en constante mutación. La idea de mutabilidad en el Derecho Penal se verifica mediante un simple análisis en el panorama conceptual de las principales cuestiones que orbita su estudio.
Así, es posible afirmar que el carácter de la ilicitud que hoy cerca a algunos tipos penales no siempre estuvo presente en ellos, pues la sociedad cambia mucho y con ella los conceptos morales y éticos frente a determinados hechos.
El conocimiento de la evolución histórica del Derecho Penal hace que se tenga la noción mínima de su utilización a lo largo de los tiempos, lo que evidentemente nos permite avanzar en su estudio con la sensación de estar trabajando con algo que no fue hecho por nosotros, sino por otras personas que forman parte de nuestro tiempo.
Es innegable que para comprender la esencia de una institución jurídica se impone conocer su evolución histórica, por lo que no es posible comprender ninguna rama del Derecho en su estado actual sin tener conocimiento de su desarrollo evolutivo a lo largo de los tiempos. La historia del Derecho Penal, a menudo, es altamente instructiva en la medida en que nos permite evaluar nuestros errores y aciertos, y esta evaluación ocurre por medio de la comparación.
Entre normas y sanciones: descifrando el derecho represivo
La historia del Derecho Penal consiste en el análisis del Derecho represivo de otros períodos de la civilización, pues este fue uno de los primeros en surgir en la historia de la humanidad y desde entonces ha caminado junto a ella. Aún hoy en día cremos que el motivo de que surgiera el Derecho Penal fue probablemente la quiebra de un importante principio: el de la moralidad y la ética de conducta; tan presente en la historia de la humanidad, como medio de sustentación de la unión del espíritu agregador, y también como medio de supervivencia.
No debemos olvidar que en cualquier sociedad, de cualquier época, el estudio de la Historia (así como de otras actividades sociales) está dirigido e influenciado por las tendencias dominantes en el tiempo y en el espacio. Con el Derecho Penal ciertamente no es diferente. El estudio cambia de época en época, igual que cambia la forma de pensar, y con certeza las conclusiones también.
De modo que surge una natural dificultad para demarcar el periodo en la Historia, tanto filosófica como sociológica. Algunos autores llaman la atención sobre la dificultad de delimitar las etapas de la legislación penal, pero en la mayoría de los países modernos se ha optado por la aplicación de una teoría progresiva al tratarse la historia del Derecho Penal y sus diversas etapas a lo largo del tiempo. Y esto no ocurre solo debido a la dificultad de delimitación, sino también en virtud de la dificultad conceptual presente en la legislación penal y en las ideas penales.
Venganza y legalidad: la intrigante conexión en el derecho penal antiguo
La palabra «venganza» significa tomar satisfacción de un agravio o de algún daño sufrido por alguien o por alguna cosa. Para entender esta idea imaginemos que en el camino nos golpeamos un dedo del pie con una piedra y el dolor nos lleva a volver, llenos de ira, al lugar, y romper la piedra.
Esto nos dará satisfacción de una manera muy extraña —pues nos vengamos de la piedra (no viene al caso aquí si la culpa nos pertenece o no)—, pero nos la dará. Esta era la idea del Derecho Penal en la era de la venganza: tomar para sí la satisfacción de tener sometido al infractor a una sanción que le hace pagar por lo cometido y al mismo tiempo satisfacer al perjudicado dándole la sensación de estar vengado. Si tuviésemos que definir con un único sustantivo el término Derecho Penal, con certeza sería el de «venganza»; no habría mejor sinónimo.
Por todo esto, podemos afirmar que la venganza es la hermana gemela del Derecho Penal. La primera nació con la humanidad y, consecuentemente, fue testigo del surgimiento del segundo, tal y como lo conocemos hoy. Al principio la venganza era privada, pero al poco tiempo adquirió un carácter religioso y, luego, con ese control de la autoridad, pasó a ser restringida y, en consecuencia, a ser administrada por el poder público, que era el que aplicaba las sanciones.
Uno de los primeros reflejos de este cambio en la aplicación de la venganza es el talión, que vino a tornar más justas las penas, conforme veremos en el siguiente apartado.
Ojo por ojo: un análisis profundo de la filosofía detrás de la Ley del Talión
Etimológicamente, la palabra talión tiene origen latino: proviene de talis, talionis. En cuanto a esto no hay duda, pero no ocurre lo mismo con su hermenéutica o su epistemología. En este sentido, el término talión, muchas veces utilizado como Ley, también posee otras calificaciones como instituto talión, método talión, principio de talión, pena de talión, y tantos otros.
En cualquier caso, se trata de una filosofía, de una idea de aplicación de sanción cuyo objetivo principal era buscar la proporcionalidad entre el mal cometido y la pena aplicada al infractor, o sea, era el «ojo por ojo y diente por diente».
Desde un primer instante, aunque no lo parezca, se trata de una evolución, de un progreso en la idea de un Derecho Penal más justo. Debemos tener en mente que la filosofía del talión surge en medio de la práctica común de la venganza privada, o sea, las penas eran aplicadas en proporción a la satisfacción personal de la víctima o sus parientes.
El talión, en su evolución natural desde una idea o filosofía, como ley habitual, no tardó en ser institucionalizado como ley escrita. Su presencia es verificada en el Código de Hammurabi (Babilonia, siglo xviii a. C.), principalmente en sus artículos 209 y 210, donde el principio de reciprocidad exacta se utiliza con gran claridad:
− 209 § Si un hombre golpea a una hija de hombre y le causa la pérdida de (el fruto de) sus entrañas [aborto], pagará diez siclos de plata por (el fruto de) sus entrañas.
−210 § Si esa mujer muere, que maten a su hija.
Si tuviéramos que definir en pocas palabras lo que significó el talión para el escenario del Derecho Penal en la edad antigua, diríamos que significó la modernidad en sí misma en materia penal, y también el freno jurídico, político y religioso a las prácticas de castigo de entonces, y a la desproporcionalidad que conllevaban.
La imposición del talión por el Estado abrió las puertas de una nueva era de las leyes penales, y se verificó con la llegada del Código de Hammurabi. Prueba de este avance fue la necesidad surgida, tiempo después, de una política penal diferente teniendo en cuenta el constante crecimiento entre la población de personas mutiladas y mermadas físicamente debido a las sanciones promovidas por la política penal del talión.
Esta circunstancia dio lugar a otra modalidad de pena: la compensación o cambio de las severas penas aplicadas por una especie de reparación material que, generalmente, era de dinero. Por la compensación, quedaba establecido el precio de la paz, o sea, el valor necesario para poner fin al conflicto. De esta manera quedaban las partes en perfecto entendimiento.
Hammurabi y el derecho penal
Uno de los principales temas de discusión en el terreno que nos ocupa es la fuerte presencia de la religión en el Derecho Penal primitivo. Se suma a esto la presencia del sistema talión (instituto típicamente del Derecho Penal de la época) en la Biblia y en Código de Hammurabi. Así, es importante discutir sobre:
- ¿Los reflejos sociales de esta simbiosis (Derecho Penal y Religión) pueden estar presentes entre nosotros hasta hoy? Si pueden, ¿cómo pueden ser percibidos?
- En ese contexto, ¿qué lecciones podremos sacar desde los tiempos primitivos y aplicarlas a los tiempos actuales?
- ¿Cuáles son los principales factores que motivaron los cambios de una era a la otra con respecto a la evolución del Derecho Penal primitivo?
- ¿Cuáles son las principales características de cada una de las fases del Derecho Penal primitivo y las principales diferencias entre una y otra fase?
- ¿Cuáles son las primeras señales de la presencia del Estado en lo que respecta a una política penal?
- ¿Cuál es el significado, desde el punto de vista penal y social, de la presencia del método del talión en el Código de Hammurabi?
La historia del Derecho Penal es la historia de la humanidad. Surge con el hombre y lo acompaña a través de los tiempos. Aparece porque el crimen, cual sombra siniestra, jamás se alejó de él. Sin embargo, queda una cuestión interesante para ser discutida en relación a la importancia de la historia para el Derecho Penal.
Este, al contrario que el Derecho Civil, no depende de su historia en virtud de su carácter siempre contemporáneo. No obstante, la construcción del Derecho Penal solamente es posible desde su historia en el seno de la sociedad y, por mucho que lo parezca, no es objeto de ser inventado para esta o aquella sociedad, pues realmente él es producto de su propia historia y esta surge como esencia de una necesidad social: la seguridad de las personas.
La historia del Derecho Penal primitivo nos deja la lección de que el Derecho Penal cambia de acuerdo con las transformaciones sociales y sus respectivas necesidades frente a un Estado que tiene sobre sus hombros cada vez más responsabilidades.
También es una importante lección el hecho de que, en algún momento, existió la necesidad de la intervención estatal para posibilitar la lapidación del Derecho Penal, pues sin esa intervención no hubiera sido posible el desarrollo de la propia sociedad por motivos obvios.
Una verdad casi incontestable es que el Derecho Penal surge de las relaciones humanas. Gregario por naturaleza, el ser humano fue creando y manipulando institutos, eminentemente fruto de la relación social como conditio sine qua non, para su sobrevivencia en sociedad.
Esos institutos pueden ser apuntados como necesarios para la sobrevivencia del organismo social y, entre ellos, más allá del Derecho Penal, también la moral y la ética en sus vertientes más primitivas posibles.
Así, el Derecho Penal es fruto de la necesidad de seguridad social y del control de las sanciones y de los castigos aplicados, y nació de la inseguridad generada por la necesidad del ser humano de vivir gregariamente. De toda suerte, el Derecho Penal de hoy es fruto de lo que se entiende como necesidad de la sociedad actual, pero, principalmente, es fruto de su propia historia, repleta de errores y aciertos, beneficios y maleficios, sentidos y sin sentidos. Y es así que fue y ha sido posible.