El Estado como tal ()
La Habana.- Los recientes datos oficiales de inversión indican una rápida extenuación de algo a lo que cada día es menos apropiado llamar “recuperación” y confirman el atolladero en el que, a más largo plazo, se encuentra el desarrollo de Cuba: inversión insuficiente y sectorialmente poco efectiva.
La evolución trimestral de la inversión en 2023 indica una reducción en el monto total de inversión en el tercer trimestre, con un desplome de la inversión industrial que no pudo ser compensado por el aumento en la inversión articulada alrededor del turismo.
Se conocía anteriormente que la tasa de inversión en 2022 (medida como por ciento de la formación bruta de capital en el Producto Interno Bruto) había registrado un nivel bajo y que había disminuido respecto a 2021, algo que se agrava por la existencia de un patrón de inversión muy deformado.
Con la crisis de seguridad alimentaria de Cuba es absurdo adoptar un patrón de inversión deformado que se ha prolongado durante años y que se mantiene a pesar de que el principal objeto inversionista -el turismo- ha dejado de funcionar como “locomotora” del crecimiento.
La evolución de la inversión alrededor del turismo indica una reducción de su peso relativo desde el récord registrado en 2020, aunque sigue siendo más de la tercera parte de la inversión nacional. Se han modificado los % de las dos actividades involucradas (hoteles e inmobiliaria).
A pesar de la reducción relativa en el acumulado enero- septiembre 2023, la dinámica de cada trimestre revela que se ha producido un aumento progresivo del peso del turismo en la inversión total, es decir la inversión turística parece “volver a las andadas”.
La reactivación de la inversión trimestral del turismo coexiste con el desplome de la inversión industrial en el tercer trimestre de 2023 y con un nivel oscilante de la inversión en el agro que sigue siendo incomprensiblemente bajo.
Los argumentos sobre las “tensiones” que impiden invertir en el agro deberían considerar que no se trata solamente del monto de los recursos, sino de la distribución sectorial de estos. Se trata de la decisión política de asignar recursos que ya están disponibles (o que razonablemente se esperan un corto plazo).
Mientras en Cuba la inversión turística sea cosa de “la gran escena”, a pesar de la sequía de turistas, y el agro dependa cada vez más de un “localismo” sin recursos y que funciona con códigos extraeconómicos, habrá un rosario de “coyunturas” y el desarrollo quedará fuera de alcance.