LOS ONANISMOS DE GRANMA

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFELOS ONANISMOS DE GRANMA

Por Jorge Sotero
La Habana.- La edición digital de este martes del diario Granma nos trae un artículo sobre la vigencia del pensamiento económico de Fidel Castro, con la intención de demostrar que el fallecido dictador era un iluminado, un ser superior, capaz de avizorar todo lo que iba a ocurrir en el futuro. Y lo hace en el peor momento, justo cuando su propio país, el que dirigió por décadas, atraviesa la peor crisis de su historia… Hay que estar locos.
Yo sé -y ustedes también- que quienes dirigen en Cuba viven en una burbuja y creen que la población también. Porque solo a alguien con muy poco sentido común se le ocurriría disertar ahora sobre el pensamiento económico del hombre que enterró al país económicamente hablando. Porque Castro, cuando abdicó en favor de su hermano Raúl, dejó a Cuba convertida en el segundo país más pobre de América, una situación que se ha agudizado desde entonces.
Ahora, entonces, se aparece Granma y dice que «Cuarenta años después, la crisis económica y social del mundo, descrita por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, parece repetirse, pero con nuevos matices», como si Cuba fuera una isla próspera, con una economía floreciente, sin inflación. Como si las Fuerzas Armadas cubanas tuvieran que custodiar las costas día y noche para evitar que entraran miles de migrantes de todas partes del mundo, ansiosos de vivir en un país próspero y sostenible.
Granma arranca con una frase de Fidel recogida en el libro La crisis económica y social del mundo: «El mundo atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia», dijo el hombre que gobernó la isla por casi 50 años, y Granma, a través de su articulista Wennys Díaz Ballaga, se pregunta «¿quién no se atreve a suscribir esa frase?».
Incluso, dice que «La evaluación general a la coyuntura internacional a la que se refirió el líder histórico de la Revolución Cubana en la publicación, se refleja en la realidad de estos días. Por solo citar un ejemplo, la publicación plasma la caída del Producto Interno Bruto (PIB) en la década de los 70 y los primeros años de los 80. ¿No es acaso lo mismo que está pasando en la actualidad, cuando la mayoría de las economías no crecen lo planificado?».
Y yo me preguntó: ¿si tanta claridad, lucidez, y si tan adelantado estaba el otrora gobernante en los temas económicos, por qué no previó todo lo que iba a ocurrir en el país? ¿Por qué no preparó la economía nacional para resistir y salir adelante? ¿Por qué no creó las condiciones elementales para subsistir luego de la debacle socialista?
¿Por qué se enroló en proyectos fantasiosos en la agricultura, la ganadería, la industria, la producción farmacéutica, en los que se gastaron miles de millones de dólares, sin conseguir jamás el resultado que dijo esperar? No me olvido del cordón de La Habana, de la zafra de los 10 millones, de aquello del oro rojo y la venta de carne a Europa, o de la construcción de la central nuclear de Juraguá.
Si fue tan visionario, por qué no se dio cuenta de que todo aquello iba a fracasar. ¿Por qué sacó a los campesinos de los campos para formar aquellas cooperativas que quebraron una tras otra, y por qué limpió de guajiros el Escambray, donde se cosechaba mucho y buen café?
Ya sé que le tuvo pavor siempre a la propiedad privada, por pequeña que fuera. Y sé también que la idea de él y su hermano era tener a los cubanos como tuvo su padre a los que trabajaban para la familia Castro en Birán: sometidos, sin dinero, casi como esclavos, como los haitianos que trabajaban para Ángel Castro, que vivían en casas de yagua, piso de tierra y no cobraban por su trabajo, sino que el dueño les daba derecho a comprar en la bodega de la familia. Casi lo mismo que vive Cuba ahora, con la diferencia de que aquellos bohíos de hojas de palma real no le caían en la cabeza a los inquilinos.
Yo sé que Granma no es un periódico serio. No lo ha sido nunca, ni lo será en el futuro, pero caer en esto es una falta total de sentido común, que no debería permitirse un medio de prensa.
Yo no voy a adentrarme más en la nota de Granma, ni en las declaraciones de lo panelistas que participaron en las discusiones acerca de la crisis económica y social del mundo, para hablar de lo que dijo Fidel en un encuentro de economistas hace varias décadas.
Leer que el hombre que acabó con Cuba era un visionario va más allá de lo que puede soportar mi estómago. Admito que no estoy preparado para eso y si le dedicó unas líneas es solo para exorcizar la sensación de asco que me produce que alguien quiera engañar al cubano común con una sarta de mentiras que nadie con dos neuronas en el cerebro podría creerse.
Granma sigue detenido en el tiempo, mientras el país se cae a pedazos. Tal vez sea mejor así, porque sería como la sentencia de muerte de un medio de prensa que no debió existir jamás.

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