LO QUE ME QUITÓ EL CASTRISMO

ARCHIVOSLO QUE ME QUITÓ EL CASTRISMO
Por: Esteban Fernández Roig
Miami.- Yo vivía tranquilo, muy bien y súper contento. No era rico ni era miembro de una familia acomodada o burguesa, pero me sentía muy alegre en Cuba. Adoraba a mi país, a mi pueblo, a mi barrio, a mi humilde casa, a mis vecinos y prácticamente a todos mis coterráneos.
Caminaba desde mi hogar hasta el Parque Central saludando a todos los güineros que estaban conversando en sus portales. El parque era una bendición. Nadie en mi pueblo podía sentirse solo, ni deprimido, ni triste, ni necesitaba un psiquiatra.
Nadie sufría de melancolía, porque lo único que tenía que hacer era llegar al parque y allí encontraba amigos y hasta desconocidos para entablar una conversación y sentirse acompañado.
Tenía un padre, una madre y un hermano que me adoraban y que yo idolatraba.
Mi tío «el gordo Carlos» Gómez (como era conocido) cobrador de la electricidad en Güines, era el benefactor de mi familia.
Cuando nos mudamos para el Residencial Mayabeque en el traspatio de la casa teníamos una mata de aguacates y una de guayabas. Mi madre hacía casquitos y mermelada de guayabas.
También había un gallo jerezano y como 15 gallinas que ponían el año entero. Poseía una cría enorme de pájaros: negritos, azulejos, canarios, tomeguines del pinar, verdones, a los cuales les di libertad el día de mi salida.
Con tremenda alegría entré en el glorioso Instituto de Segunda Enseñanza de Güines. El 99 por ciento de mis compañeros de estudios hoy siguen siendo como hermanos para mí.
Los planes eran que, cuando terminara el bachillerato, iría a la Universidad de La Habana a estudiar leyes pues esa era una tradición familiar. Y a mí me encantaba la idea. El futuro me parecía trazado y seguro.
Mi única propiedad era una bicicleta “Niágara” con la que podía recorrer el pueblo entero e ir a los Centrales Amistad y Providencia. También subir y bajar La Loma de Candela, altura que bordeaba al valle de Güines por el Norte.
Mi perra llamada “Yeti” me acompañaba a todas partes. Tenía a mi disposición un precioso río llamado “Mayabeque” y allí nadaba durante todo el verano. A pocos kilómetros tenía a la inolvidable “Fango Beach”…
Durante mi infancia cerca de mi casa tenía el “Parque Martí” donde diariamente iba a jugar a la quimbumbia, a las bolas o a la viola.
Solamente con un peso podía ir a la tanda de las 5 de la tarde del cine Campoamor; me comía una frita, me tomaba una gaseosa “Fernández”, compraba una cajita de chiclets Adams y todavía me sobraba dinero.
Tenía libertad, hermandad, comida, ropa, un futuro fulgurante y ni por la cabeza me pasaba salir del país.
Las únicas discusiones o peleas que se oían en mi pueblo eran entre Habanistas y Almendaristas.
Las Navidades y el día de los Reyes Magos eran las fechas mas lindas del año. No recuerdo ni un solo tormento ni un pequeño sufrimiento.
En esa maravillosa tierra era muy feliz hasta que llegó un canalla lleno de odio que decidió parar aquella vida placentera y tuvimos que partir al destierro.

Check out our other content

Check out other tags:

Most Popular Articles

Verified by MonsterInsights