Tomado de MUY Interesante
La Habana.- ¿Sabías que el dragón de komodo tiene una armadura oculta bajo su piel? Te contamos cómo es esta armadura, cómo la usa y por qué es tan importante para su supervivencia.
En el mundo real hay una criatura que recibe con justicia el calificativo de ‘dragón’. El dragón de Komodo (Varanus komodensis) es un lagarto del grupo de los varanos, o lagartos monitor; el mayor de los lagartos terrestres conocidos. Y, como Smaug en la ficción de Tolkien, también lleva armadura.
La técnica de caza del dragón de Komodo
Los dragones de Komodo son conocidos por su tamaño imponente y su capacidad para derribar presas mucho más grandes que ellos mismos. Antiguamente se pensaba que el varano mordía a sus presas con sus dientes afilados y descargaba en la herida una mezcla de bacterias para infectar la herida, causando en su presa una septicemia que lo llevaba a la muerte en horas o días; en el proceso, el lagarto perseguiría pacientemente a su víctima, hasta desplomarse y pudiera así alimentarse a su antojo.
Sin embargo, un descubrimiento realizado en 2009 refutó la hipótesis infecciosa del dragón de Komodo. En el estudio, dirigido por Bryan G. Fry y publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), probaron que este gigantesco reptil presenta un sofisticado arsenal bioquímico tóxico que inyecta en la herida de sus presas; las toxinas generan un efecto anticoagulante —no una septicemia—, e inducen en la víctima un estado de shock.
Pero abatir presas más grandes que uno mismo no solo requiere de buenas armas — dientes afilados y toxinas—, sino también de un sistema defensivo que lo proteja adecuadamente contra agresiones o impactos indeseados. Y aquí es donde la armadura del dragón entra en juego.
Un dragón con armadura
La investigadora Jessica A. Maisano, de la Universidad de Texas en Austin, y su grupo de colaboradores, describieron en 2019 una estructura bajo la piel del dragón de Komodo que no se había observado hasta entonces. Este varano lleva una «cota de malla», formada por una serie de osteodermos.
Los osteodermos son estructuras óseas, presentes en distintos animales, incrustadas en la piel o debajo de ella. El tamaño, la forma y la disposición de los osteodermos varía según la especie. Sus funciones pueden ser diversas, desde la protección física y aumento de la resistencia de la piel, el mantenimiento estructural o la regulación de la temperatura corporal del animal. En el dragón de Komodo, los osteodermos son de pequeño tamaño, imbricados unos sobre otros, conformando una malla uniforme que recubre la cabeza.
El estudio científico ha identificado hasta cuatro tipos de osteodermos en la piel del varano de Komodo: los laminares, pequeños y planos, localizados en la parte superior de la cabeza y bordeando los ojos; los roseta, anchos, con prolongaciones que se imbrican en los adyacentes, que se localizan sobre el hocico; los dendríticos, finos, ramificados y muy entrelazados, localizados en los labios y comisuras; y los vermiformes, en forma de bastón, alineados en paralelo, recubriendo y protegiendo el cuello.
Una cota de malla resistente pero flexible
Lo más asombroso es que estos osteodermos no están fusionados con el cráneo, como ocurre en otros reptiles, sino que ‘flotan’ en la piel del dragón de Komodo, como si llevaran una armadura natural que proporciona una gran movilidad y flexibilidad a la estructura protectora. El animal puede moverse con libertad, sin apenas restricciones impuestas por los huesos dérmicos, y a la vez, goza de la protección que le brinda.
Además, la movilidad de los osteodermos reduce el riesgo de lesiones cuando el animal se involucra en actividades agresivas. Como la cota de malla de un guerrero, si recibe el ataque perforante o cortante del enemigo, la cota de malla impide la laceración de los tejidos que están debajo y, si el golpe es contundente, la malla absorbe parte del impacto, reduciendo el riesgo de daños más severos.
De este modo, a diferencia de otros reptiles con osteodermos soldados entre sí y al esqueleto —como el caparazón de las tortugas—, el dragón de Komodo mantiene su gran capacidad de movimiento, mientras mantiene una protección constante, flexible y adaptable, que se ajusta según las circunstancias.