LA MUSIQUE EN BLANC

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Por Rafael Muñoz
Berlín.- No estuve allí, no puedo hablar de la elaboración de los platos, la relación calidad precio ni de la organización del evento. No me detendré a repetir sobre lo inadecuado que pueda o no ser una cena glamurosa en una sociedad que se cae a pedazos. Ah, pero sí de la música, ¡Oh Dios, la música!
La banda sonora habría sido suficiente para ir a reclamar el dinero e irse a comer en el lugar más alejado posible de aquel infierno. Si además, la orquesta es mala, como queda claro en los videos de la Cena en blanco, aquello ya es para poner una demanda.
No es la primera vez que organizadores cubanos escogen la música errónea para un evento a cualquier nivel. Pasa, por ejemplo, en la Feria Internacional de Turismo de Berlín cada año. En un evento a donde se va a cerrar negocios o, sencillamente, a husmear donde pasar las próximas vacaciones, músicos cubanos le dan una paliza a sus instrumentos como si en ello les fuera la vida y hacen imposible la permanencia en el pabellón de Latinoamerica, para disgusto de otras naciones (me lo han dicho).
Punto aparte es lo anacrónico de las mulatas casi-encueras pasando frío en el mes de abril berlinés.
Me ha pasado también en Cuba. En una cena con mi pareja, celebrando el bautizo de mi bebé o compartiendo unas cervezas entre amigos en la Plaza Vieja. La música pasa por alto la diferencia entre una cena y un carnaval y arruina el instante. Tu momento romántico lleva trompetas, tu bebé comenzará a llorar al ritmo del cencerro y si quieres hablar a tus amigos, grita. Si estás ahí, te jodes.
La música cubana no está reñida con la más alta sociedad europea por muy alta y europea que esta sea. Para ello tenemos una larguísima tradición pianística, de Lecuona a José María Vitier*, hay muchísimas joyas donde escoger, mucha música desconocida para muchos y pensada para apoyar cualquier evento.
Y cuando llegue el momento del despelote para ello hay mejores orquestas en Cuba.
* Hablo de Vitier porque me fui hace 22 años de Cuba. No conozco el desarrollo actual de la música, pero supongo y espero de todo corazón que no todo sea reggaeton y haya en la isla una oleada de concertistas de formación más recientes.

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