Por Anette Espinosa
La Habana.- La intervención de Ana Teresa Badía en el recién finalizado congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) sirvió de caldo de cultivo para comentarios de cualquier tipo en medios y redes sociales, sobre todo fuera de la isla, porque dentro las palabras de la profesora universitaria pasaron sin más, sobre todo dentro del propio gremio periodístico.
Y aunque de eso ya pasaron unos días y la referida reunión es parte del olvido, porque no ayudará a cambiar nada, y todo lo que se dijo en ella quedará engavetado en los archivos de cualquier lugar, quiero traer a colación algo de lo que dijo Badía, en referencia a las agendas propias de cada uno de los medios.
La periodista insistió en la necesidad de que cada uno de los medios tuviera su propia temática y explotara esas opciones, sin caerle detrás a los dirigentes y a las visitas -esas que en Cuba llaman ‘recorridos’- que realizan los barrigones del gobierno por las provincias y municipios.
Pero lo que pidió la periodista es imposible en Cuba. Ella lo sabe, porque de eso se ha hablado en cada uno de los congresos desde la propia creación de la UPEC. Y es imposible, porque todos los medios cubanos tienen un solo director: el Partido Comunista, que en quien decide la agenda de todos y lo hace de manera uniforme.
No importa la intención de los periodistas, porque los dirigentes de los medios reciben orientaciones claras del departamento ideológico del comité central del Partido Comunista, cuya única función es esa: adoctrinar a través de los medios y orientarlos en lo que tienen que publicar y cómo y cuándo hacerlo.
Por esa razón, por ejemplo, luego de muchos meses escuchando versiones callejeras sobre algún tema, de pronto todos los medios aparecen con el tema a la vez. Y es fácil de entender: el departamento ideológico llamó a los directores a la reunión habitual de cada semana y orientó -que es como ordenar- lo que se debe decir y la forma de hacerlo.
Nadie se puede salir de ahí, y si alguien lo hace, o intenta hacer algo diferente, le pasan por encima como un cilindro de 15 toneladas, como le paso a un compañero de profesión de Badía, columnista de tribuna de La Habana y también profesor universitario, llamado Juan Orlando Pérez, quien, cuando aquello de los Cuadernos Martianos, intentó hacer algo diferente y lo defenestraron, para suerte suya, porque fue a parar a Inglaterra, donde se le han abierto muchas oportunidades.
Lo de Badía, por tanto -pactado o no a la hora de decirlo- no cambiará nada, en lo absoluto, porque, aunque cada medio tenga su director, lo que se publica pasa por el filtro del Partido Comunista, que a través de su tristemente célebre departamento ideológico, lo controla todo.
