Por Javier Bobadilla
La Habana.- A Alina Bárbara le atrasan el juicio del día 16 para el 28, supuestamente porque ese día la jueza estaba muy ocupada, y no iba a tener tiempo. ¿Me lo tengo que creer? Puedo fingir ese orgasmo, y todos quedamos felices, pero que conste en el acta que es fingido. Por cierto, la lista cerró con más de mil firmas. Algunas de ellas bastante pesadas. De las que te rompen la hoja. Así que en el medio del evento de recaudación no podía haber un juicio político con ese nivel de fanaticada. No no no.
Cambian el juicio, con la esperanza de que se nos olvide. Que pase la feria, que pasen los conciertos y los paseos en almendrón por las ruinas de La Habana. El que no tiene memoria histórica asume que nadie más tiene. Nosotros, no es que vayamos sobrados de eso, pero ya tenemos más que Ellos. Y Alina va a seguir ahí.
Nos enfrentamos a un deshielo, pero muy diferente al anterior. Esta glaciación vino mala, y la parte norte no se ha descongelado de verdad. Es un frío americano de los antiguos, y lo único que se puede sacar del congelador, ahora mismo, es el pollo, que estaba alantico.
Para lo demás, están fingiendo el deshielo. Y todo el mundo se da cuenta. Mientras en el 2015 el entusiasmo era general, en el 2023, con cada paso que se da, cunde más el pánico. El cubano podrá ser cobarde, pero tiene muy buena vista. Este cuento no se lo está creyendo casi nadie.
Norah Jones se pegó a principios de siglo. Yo estaba en la Universidad, y si bien oí mencionar mucho el nombre, jamás le oí una canción. Hace cosa de una hora abrí el Youtube, la busqué, y puse un tema de los que la hicieron famosa. Puse 3. No pude oír más de 20 segundos de ninguno. La canción no avanza. Es la canción eterna. Norah Jones es como La Diosa. Si viene a cantar a mi casa, yo me voy para el parque, y la dejo ahí, con su vocecita anémica y angelical de adolescente encantadoramente disfuncional.
Pero si me gustara, tampoco quiero que venga a cantar aquí. Y que conste, que yo fui a todos los conciertos, desde Manu Chao hasta los Rolling Stones. Pero esto es una miserable patraña, y Norah Jones ya no está pegá. Esto es un intento patético por sacarle dinero a un hotel que me pusieron en mi ciudad sin preguntarme si lo quería, sin decirme con qué dinero lo hicieron, y sin intención ninguna de decirme qué van a hacer con el dinero que piensan ganar, y sabiendo yo perfectamente que en mi bienestar o en el progreso de mi país no se va a usar.
Así que no quiero que venga a cantar, porque el canto ese, a mí, no me beneficia en nada. Yo quiero que vengan a cantar Carne de Res, Leche Entera, Derecho a Reunirse Libremente y Derecho a Participar en la Vida Política de la Nación.
¿Qué volá?
Y hablando de la leche entera… En el 2021, la Organización de Consumidores y Usuarios de España, clasificó en el puesto número 12 -con un precio de 0.56EUR el litro-, entre las 12 mejores leches de España, a la leche entera La Gallega, que es la que vende -a 2.99USD el litro-, el descarao de Hugo Cancio en Katapulk.
Porque Hugo Cancio puede vender lo que le dé la gana al precio que le dé la gana, pero no puede venir a decirme que, y cito, coma, dos puntos, «¡deCancio Foods es NUESTRA!».
Claro Cancio, claro que es tuya, y de Ellos.
Eso es un descaro y una falta de respeto, de Cancio y de todo el mundo por ahí para arriba. Están creando un monopolio, en una economía completamente torcida y disfuncional, precisamente por culpa de los monopolios, y se lo están entregando en bandeja a un chivatón. Ya, así de fácil. Para que termine de descojonar lo que queda.
Tres dólares por un litro de leche. Seis veces su valor. Este deshielo, no se lo está creyendo nadie. Y el mundo entero se está yendo a la derecha, por mucho que te digan que no.
Se puede tener miedo. Yo sé que tú eres penco. No, Cancio no, tú. Y sé que la vergüenza del miedo puede ser tan fuerte como el miedo mismo. También sé que fingir el orgasmo siempre es una salida.
Mis antepasados tenían este dicho: «O que ten cu, ten medo.»
En gallego, «el que tiene culo, tiene miedo». Y ya sabes, culo tiene todo el mundo. Los gallegos eran duros, y sabían que el miedo no se evita, se supera. Yo fui niño, y tuve miedo. Fui joven, y tuve miedo. Ahora, que soy un viejo enfermo, sigo teniendo miedo, pero ya no tengo tiempo para dedicárselo.
Yo sé que tú eres penco, pero te disfrazas de teórico, de civilizado, de pacifista, de reformista, de analista, de víctima. Yo sé que las armas te dan miedo, la cárcel te da miedo, la policía te da miedo. El compañero que levanta la mano en la reunión te da miedo, y el que te atiende te hace cagarte y mearte.
No me importa. Ya nada de eso me importa. Duermo como una piedra. ¿Pero la vergüenza? ¿Cómo la toleras? ¿Cómo duermes tú?
P.D. Y del LuisMa se acuerda todo el mundo, porque con todo el que hablo, en algún momento, me dice que del LuisMa no se acuerda nadie.