Por Jorge Sotero
La Habana.- El primer ministro cubano, Manuel Marrero, se acaba de reunir en Minsk, la capital de Bielorrusia, con el presidente de aquel país, Alexandr Lukashenko, pero luego de la charla el visitante se despidió con más dudas de las que tenía mi hermano Armando cuando salía de una clase de Física en la secundaria.
Lukashenko abogó durante el diálogo por aumentar la cooperación entre Minsk y La Habana en el sector de la Economía, pero Marrero no sabe cómo hacerlo. El solo quiere que Bielorrusia ayude a Cuba, le haga alguna donación, le dé créditos para adquirir leche en polvo, carnes enlatadas, todo perecedero y nada a largo plazo, que es lo que verdaderamente necesita la isla.
Bielorrusia produce tractores. Por los campos de Cuba aún quedan algunas de esas máquinas que sobrevivieron a las continuas crisis cubanas, y que fueron construidas en plantas del país europeo, otrora república de la Unión Soviética. Pero a Marrero no le interesan los tractores, sino otras cosas, por eso no entiende el pedido de Alexandr Lukashenko de cooperar.
-¿Cooperar? – preguntó al traductor cuando escuchó lo que dijo el mandatario Bielorruso, en el poder desde 1994.
-Sí, habló de cooperar, en temas económicos -replicó el traductor, mientras Marrero se quedaba en blanco.
-Dígale que por el bloqueo que nos afixia no tenemos muchos productos con los cuales cooperar, que necesitamos más ayuda que cooperación, y que consideramos a bielorrusia como un país amigo -le reiteró Marrero al mandatario anfitrión.
«En las últimas décadas siempre hemos mantenido relaciones cálidas y de amistad con Cuba y lo seguiremos haciendo. El fundamento de todo eso es la economía. Tenemos que acercar el nivel de los asuntos económicos y comerciales entre nuestros países al nivel de los políticos», dijo Lukashenko, citado por la agencia local Belta.
Sin embargo, el mandatario dejó claro que «las relaciones económicas y comerciales están significativamente por detrás de las políticas y humanitarias», y sugirió -o insistió- revisar las relaciones bilaterales y en este sentido propuso a la parte cubana aprovechar las mejores competencias de los dos países para elevar a un nuevo nivel sus relaciones económicas.
El intercambio comercial entre Cuba y Bielorrusia apenas llegó el año anterior a 10 millones de dólares, que es como decir nada.
Marrero, que estará hasta el venidero domingo en el país, tiene interés, solamente, en las capacidades para el procesamiento de carne y productos lácteos, tal vez porque cree que la carne y la leche las generan máquinas, sin pasar antes por la parte ganadera.
Así anda Cuba, y así andan sus dirigentes, buscando ayuda para el corto plazo, sin tener en cuenta que hay que priorizar, además, el mañana, algo que ellos fueron enterrando poco a poco desde 1959, aunque el golpe definitivo se lo dio la dupla Díaz Canel – Marrero, en el ‘poder’ desde 2018.
