Más miedo que el león
Pocos animales salvajes se perciben como más aterradores que el león. En la misma sabana, solo la hiena, sobre todo cuando va en manada, consigue hacer frente a este superpredador. En zonas cercanas al agua, se podría pensar en el cocodrilo o el hipopótamo, pero el primero tiene una actividad muy baja y el segundo, aunque causa más muertes de seres humanos, no son depredadores. Lo mismo sucede con el elefante, otra criatura que sin duda infunde un gran respeto.
Si hay algún candidato a ser el animal más aterrador de este entorno, bien podrían ocupar ese puesto la hiena, el cocodrilo, el hipopótamo o el elefante, si no fuese porque el león sigue presente, y su rugido despierta –se piensa– más temor que el sonido de cualquier otro animal. Pero nuestro sesgo cultural nos ciega. Según una investigación reciente, publicada en Current Biology, la imagen del león como el animal más peligroso e intimidante de la sabana africana no es real.
El animal cuyo sonido despierta más terror en la sabana africana es un animal que tenemos mucho más cerca. El ser humano.
La voz humana, el sonido más peligroso
El estudio, llevado a cabo en el Parque Nacional Greater Kruger de Sudáfrica, se centró en comprender cómo reacciona la vida silvestre ante la presencia de humanos, en comparación con la presencia de leones u otros depredadores. Los investigadores utilizaron sistemas de cámaras y altavoces automatizados para reproducir sonidos de leones, de humanos y de caza, en los puntos de agua durante la temporada seca.
En la mayoría de los casos, los animales de la sabana mostraron una respuesta de miedo ante la presencia de humanos significativamente mayor que ante la presencia de leones. Los datos recopilados en este estudio indican que los animales huían con el doble de probabilidad, y tendían a abandonar los puntos de agua más rápidamente cuando escuchaban sonidos humanos en lugar de rugidos de los leones o sonidos de caza.
Lo más interesante es que esta reacción de miedo era específica hacia las voces humanas. Los animales parecían reconocer a los humanos como amenaza real, más allá de la presencia de otros sonidos asociados con la caza, como ladridos de perros o disparos de armas de fuego.
La presencia humana altera el comportamiento animal
El estudio, liderado por la investigadora y especialista en miedo animal Liana Y. Zanette, de la Universidad del Oeste en London, Ontario, Canadá, aporta unos resultados reveladores sobre el cambio de comportamiento de la fauna silvestre ante la presencia humana.
Este fenómeno tiene graves implicaciones en cuanto a la conservación y gestión de la vida silvestre. Los encuentros frecuentes con humanos pueden hacer que los animales silvestres eviten las áreas con poblaciones humanas, ya sea en forma de asentamientos o zonas de paso.Se produce así un efecto barrera, causado por el miedo, que fragmenta el hábitat.
Al fragmentarse el hábitat, las poblaciones naturales de animales se disgregan, se reducen en tamaño y se aíslan. Como efecto inmediato, el flujo genético entre poblaciones se reduce o se detiene y, a largo plazo, se reduce la diversidad genética y aumenta la vulnerabilidad a enfermedades o el riesgo de desarrollar problemas relacionados con la consanguinidad.
Por otro lado, el miedo ante la presencia humana puede alterar el comportamiento diario de los animales. Uno de los datos analizados tiene que ver con la permanencia de animales salvajes en zonas de abastecimiento de agua, donde la presencia humana no es rara. Al pasar menos tiempo en estos lugares, consumen menos agua y afectando con ello a su salud. Estas áreas tienden a ser usadas como zonas de descanso y de apareamiento, por lo tanto también afecta negativamente a su capacidad de desplazarse —animales más cansados se mueven menos— y a su reproducción.
Por si todo esto fuese poco, el cambio de comportamiento en las presas tiene efectos sobre las relaciones tróficas, alterando las estrategias de caza de los depredadores, y en última instancia, en toda la dinámica del ecosistema de sabana.
Nuevos datos para una mejor convivencia
Los resultados de este estudio se suman a estudios previos. Este mismo año 2023, el investigador Adrián Orihuela-Torres y sus colaboradores, de la Universidad Miguel Hernández de Elche, publicaron un estudio sobre cómo los carroñeros también cambiaban su comportamiento cuando había personas en las proximidades. Este tipo de análisis muestran efectos que, hasta ahora, estaban siendo infravalorados, y ponen sobre la mesa un debate sobre la adecuación de las actuales políticas de gestión de entornos naturales protegidos.
El ecoturismo en estas zonas proporciona una fuente de ingresos importante, que redunda en más recursos destinados a su protección, pero también implica un impacto por la simple presencia, y estos estudios abundan en la necesidad de minimizar las perturbaciones que causan las personas al medio natural. Una de las conclusiones del estudio de Zanette y colaboradores pone de manifiesto la necesidad de diseñar nuevas prácticas de ecoturismo más sostenibles, que limiten el contacto cercano con los animales y lograr con ello que la mayor amenaza que tengan que afrontar los animales de la sabana sea, de nuevo, el grave y potente rugido del león.