Por Jorge Menéndez
Cabrils.- Nuestro presidente en funciones, Pedro Sánchez, envió a Bruselas al tercero del PSOE a entrevistarse con Carles Puigdemont, para que este le diera su visto bueno para ser presidente.
Sí, Puigdemont tiene a Sánchez cogido por los cataplines y un prófugo de la justicia se abroga el derecho de hacerlo presidente o habrá que convocar nuevas elecciones. Parece un chiste, pero es la realidad.
Después seguimos con Puigdemont, porque ahora me voy a referir a Izquierda Republicana de Cataluña, el otro partido que quiere romper a España y con el que Sánchez ha estado negociando toda esta semana.
Estos le han exigido al mandatario el perdón para una deuda de 15 mil millones de euros, le han pedido la transferencia de los ferrocarriles, que desde los presupuestos centrales se financien a tres mil mossos de escuadra más y se reconozca lo que los catalanes llaman «el problema político catalán con el Estado español».
Con estas barbaridades, el señor Sánchez se pliega a todas y cada una de las exigencias de los separatistas y se asegura sus votos.
En plena evidencia de las debilidades de Sánchez, el presidente de la Generalitat Catalana ha dicho claramente que el camino no termina aquí y que el mandatario en funciones se equivoca si cree que la historia finaliza en este momento, porque seguirán exigiendo el referéndum ilegal de autodeterminación.
Mientras esto sucedía, el número tres del PSOE, se desplazó a Bruselas para negociar con Carles Puigdemont, presidente de Junts, menudo papelón el de este señor, como no podía ser de otra manera.
Puigdemont sabe que es ahora o nunca, y a pesar de haberse ido como una miserable rata, quiere regresar amnistiado y con los galones de héroe, y ya no solo le basta con su amnistía, ahora pide la de todos los que están en búsqueda y captura, también que no se toque al mayor ladrón de la historia de Cataluña: la familia Pujols, y se llena la boca al decir de que las negociaciones demorarán lo que sea porque él no se fía del Estado español.
Pide, además, el derecho al referéndum de autodeterminación y garantías para su regreso.
Así es el señor Sánchez: un pelele de un prófugo que ahora se ríe de él delante de toda España con tal de ser presidente.
Veremos hasta dónde exprimirá la naranja Puigdemont en su hora de gloria. Somos el hazmerreír de Europa. Menudo favor le ha hecho el señor Sánchez a la jurisprudencia española.