GATOS, LAS ARMAS PERSAS EN LA GUERRA CON EGIPTO

CURIOSIDADESGATOS, LAS ARMAS PERSAS EN LA GUERRA CON EGIPTO
Tomado de MUY Interesante
La Habana.- El día que los egipcios perdieron contra un ejército de gatos. Los persas invadieron Egipto y en la batalla de Pelusio utilizaron estos animales sagrados para los egipcios.
A mediados del siglo VI a. C., Egipto no pasaba por sus mejores momentos. Los vecinos persas se habían convertido en la mayor potencia del Próximo Oriente y estaban en plena expansión imperial. Cambises II, el rey de Persia entre el 530 y el 523 a. C. quiso conquistar uno de los territorios más importantes de entre los que le faltaba: Egipto. Por el contrario, el país del Nilo sufrió la muerte del faraón Amosis II y el trono lo heredó su hijo, Psamético III, un joven e inexperto gobernador insuficiente para el peligro que se avecinaba sobre el milenario país de las pirámides. El enfrentamiento entre persas y egipcios fue una masacre y entre las “armas” que se utilizaron destaca un elemento sorprendente: gatos.
Batalla Pelusio

Encuentro Cambises II y Psamético III. Adrien Guignet / Wikimedia.

La amenaza persa

La creatividad del ser humano es inmensa. Ya sea para ingeniar un acueducto o para realizar un acto de crueldad, desde el origen de la humanidad tenemos infinidad de ejemplos de lo que somos capaces de hacer con tal de lograr nuestros objetivos. La guerra, desgraciadamente, también es una constante para los humanos y supone un ámbito especialmente innovador a la hora de efectuar tácticas que lleven a la victoria. Algunas de las más curiosas de la historia han tenido a animales utilizados como armas. Los caballos, elefantes y perros de guerra son muy conocidos, pero también se han usado cerdos, aves y estampidas de bovinos, todos ellos con variantes como aves envueltas en llamas lanzadas contra los enemigos o las abejas y serpientes metidas en frascos de cerámica que se liberaban al romperse cuando eran arrojados en una especie de granada primitiva. Hoy sumamos a la lista el uso de gatos por parte de los persas en la batalla de Pelusio contra los egipcios. ¿Y qué daño puede hacer un minino a un guerrero egipcio? Un daño moral.

Como decíamos, era cuestión de tiempo que Cambises II, rey de Persia, siguiera extendiendo el imperio aqueménida hacia Egipto. Sin embargo, Heródoto cuenta un casus belli un tanto banal, como suele ocurrir cuando se fuerzan excusas para iniciar una guerra:

“Amosis había enviado un médico egipcio -tenían gran fama en todo el mundo- a la corte de Cambises II, pero el galeno (probablemente un oftalmólogo, según algunos estudiosos), resentido por esa misión forzada, decidió vengarse sembrando la cizaña entre los dos reyes y sugirió a su nuevo amo que pidiera al faraón la mano de su hija, consciente de que la propuesta no gustaría a éste. Así fue; Amosis prefirió enviar a la hija de su derrocado predecesor haciéndola pasar por suya pero ella reveló la verdad a Cambises, que se sintió insultado”.

Las consecuencias las sufrió el heredero de Amosis, el faraón Psamético III. En el año 525 a. C. pidió ayuda a los griegos para hacer frente al ejército persa que estaba invadiendo su país. Los griegos no solo rechazaron la petición, sino que algunos se unieron a las fuerzas persas. El choque entre ambos bandos tuvo lugar en Pelusio, una ciudad del Bajo Egipto, situada en la parte este del Delta del Nilo que había sido previamente fortificada en un vano intento de los egipcios por hacer frente a una derrota inevitable.

Los gatos en Egipto

Los gatos eran animales sagrados en Egipto. Bastet, la diosa egipcia de la protección, el amor, la armonía, el hogar y la vida doméstica, era representada con cuerpo de mujer y cabeza de gato, un animal cuya presencia podía ser considerada como una manifestación de la diosa. Heródoto habló sobre los gatos en Egipto y, aunque es posible que exagerara, podemos comprender la posición de estos animales domésticos en el valle del Nilo:

“Si una casa se incendia, lo que les ocurre a los gatos es bastante extraordinario. A los egipcios no les preocupa intentar apagar el fuego, sino que se posicionan a intervalos alrededor de la casa y buscan a los gatos. Sin embargo, los gatos se deslizan entre ellos e incluso saltan sobre ellos y se estrellan en el fuego. Esto sumerge a los egipcios en una gran tristeza. En hogares donde muere un gato por causas naturales, todos los que allí viven se afeitan las cejas […] Tras su muerte, se lleva a los gatos a las cámaras sagradas de la ciudad de Bubastis donde se les momifica y entierra”.

Bastet

La diosa Bastet. Rama / Wikimedia.

Los gatos en la batalla

Según algunos autores griegos como Ctesias y Polieno, los persas llevaban pintados sus escudos con representaciones de la diosa Bastet para minar la moral de los egipcios, a quienes infligieron una severa derrota y tuvieron que refugiarse tras las murallas de Pelusio. Todo parecía indicar que entonces empezaría un asedio hasta que los egipcios se rindieran, sin embargo, los persas utilizaron gatos como una especie de fuego de cobertura y protección, lanzándolos contra la ciudad y a modo de escudos para penetrar por las murallas, sabedores de que los egipcios no les harían daño a estos animales.

El faraón Psamético III y los hombres que quedaban vivos de su ejército huyeron de Pelusio hacia Menfis, incapaces de hacer nada contra los persas. Claro está, hablamos de un pasaje mencionado por fuentes indirectas que probablemente nos han colado una leyenda más de tantas las que conforman la historia de la Antigüedad. Lo que está claro, con gatos en batalla o no, es que los persas se hicieron con el control de Egipto.

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