Por Robert Prat
Phoenix.- Max Scherzer no es un pitcher cualquiera. En su mochila lleva tres premios Cy Young, que son como el Oscar de los lanzadores en cada una de las Grandes Ligas. Y con ese aval y una vastísima experiencia saldrá hoy al Chase Field de esta ciudad a intentar poner delante a su equipo, los Rangers de Texas.
Alguien podrá pensar que, con los 13 triunfos de la temporada regular, ante solo seis derrotas, basta para justificar los 43 millones que le pagan los de Arlington, pero no, los Rangers necesitan de su gran estrella en la Serie Mundial, porque en la postemporada poco ha hecho por el club. O nada, si vamos a ser más precisos.
El futuro miembro del Salón de la Fama se lesionó el 13 de septiembre, en un partido ante los Azulejos de Toronto y se perdió la última parte de la campaña regular. Su equipo estuvo a punto de quedar fuera de la postemporada, y solo al final logró asirse a la serie de comodines, que ganó en un par de partidos, con Nathan Eovaldo y Jordan Montgomery como grandes estrellas.
Scherzer, que tiene 39 años cumplido, solo apareció en la Serie de Campeonato, ante los Astros de Houston. El 19 de octubre permitió cinco carreras, con cinco hits, en apenas cuatro innings, y cinco días después dejó el box con dos entradas y dos tercios de labor, con cuatro hits y dos carreras en contra.
Su promedio de carreras limpias de 9.45 no dice mucho en esta postemporada para uno de los mejores lanzadores de su generación, que tendrá como oponente en la lomita de los Diamondbacks a Brandon Pfaadt, un joven impetuoso que apenas acaba de cumplir los 25 años de edad.
Pfaadt ha sido un puntal para los de Arizona en postemporada, con 14 entradas lanzadas, solo ocho hits permitidos y apenas dos carreras, para una efectividad de 1.86, además de haber repartido 19 ponches.
El abridor de Arizona es un novato en Grandes Ligas, con menos de 100 innings en la presente temporada, en la que ganó tres juegos y perdió nueve, con 5.72 de efectividad en 18 aperturas, pero que en octubre se las ha arreglado para salir airoso, justo cuando a otros no les ha ido bien.
La diferencia entre un pitcher y otro es abismal en todo, incluso en salario, porque a los 43.33 millones de unos hay que oponerle el salario de poco más de 700 mil dólares del otro, aunque en el béisbol se gana sobre el terreno y Arizona demostró que no le importó clasificar como último entre los comodines, porque se las arregló para escalar poco a poco hasta la Serie Mundial.
Los Rangers de Texas buscan su primer título de Serie Mundial y los Diamondbacks su segundo. El único conseguido con anterioridad fue en 2001, con el cubano Luis González como productor de la carrera decisiva en el séptimo juego ante los Yankees de Nueva York y Mariano Rivera, y fenomenales actuaciones desde el box de Randy Johnson y Curt Schilling.