Por Esteban Fernández Roig Jr. ()
Miami.- Tan importante es para mí la risa que puedo recordar de memoria los personajes que me hicieron reír.
En el número uno, sin lugar a dudas, estuvo Leopoldo Fernández. “Pototo” o “Tres patines”, a quien solo tenía que verlo aparecer en escena y ya era suficiente para lanzar una carcajada, y si sonaba el clásico: “¡Cosa más grande la vida, muchacho!”, me desmorecía.
En segundo lugar, Guillermo Álvarez Guedes me hizo reír desde que tengo uso de razón, y todavía después de muerto me río con sus cuentos. Vaya, desde “el borracho” del Cabaret Regalías.
Había una actriz que solo tenía que decir: “Fue un Success, un verdadero Success” y ya era suficiente para por lo menos sonreírme. Se llamaba Dulce Velasco.
Sin jamás olvidar a Rita Montaner, Vitola, Normita Suárez, Velia Martínez y las hermanas Pepa y Lolita Berrio. ¿Dónde me dejan a Candita Quintana, Carlos Pous y Alicia Rico? Los viejitos Chi Chi y Armando Bringuier. También Rafael Correa en su papel de “Rodríguez”…
Hubo otro cómico llamado Agustín Campos -en su papel de Romualdo Pinzón- que me hacía reír con su “¿Quieres que te haga un cake, con las claras batidas, las yemas batidas, le pongo tu nombre y encima una almendrita y un piñón”?
Germán Pinelli en el palo encebado con su “Sube Pelayo Sube” me gustaba mucho.
Luis Etchegoyen con todos sus personajes me llenaban de alegría: Mamacusa, Cuquita, Tino Dentino, Arbogasto Pomarrosa.
El argentino Pepe Biondi, invariablemente me provocaba una risotada cada vez que decía: “¿Dónde me pongo, donde me pongo?” Nunca pude dejar de reírme con el tremendo juez de la Tremenda Corte, Aníbal de Mar. También recuerdo a Enrique Arredondo y al “chino Wong”, Emilio Ruiz.
Alberto Garrido en su papel de Chicharito me divertía con su: “Esto da’aco”, Jesús “Pedro el Polaco” Alvariño, el “polifacético y carcajeante” Rolando Ochoa, Lupe Súarez, “Pacheco”, El Cesante, Julito Díaz , Adolfo Otero, Pirolo, Cachucha y Ramón, “Balance”, “Salmoyedo”, Enrique Alzugaray “El Jiniguano”, Armando Roblán, Federico Piñero, hacían las delicias de mi niñez.
Rosendo Rosell, Violeta Vergara “Pelusa”, Lilia Lazo como “Popa”, Tinguaro, Tito Hernández como “Prematura”, Mimí Cal con su “Luz María Nananina, aquí como todos los días”, mientras Desi Arnaz nos hacia reír con su “Lucy, I’m Home”.
No me pidan que incluya a los integrados a la tiranía, las vestidas de milicianas o chivateando colegas en CMQ. Y los que surgieron después de 1959 no los conozco y los pocos que he visto y escuchado me resultan muy vulgares.