Esteban Fernández Roig Jr. ()
Miami.- No ose el lector imaginar ni por un segundo que al aceptar que mi nación ha sido pulverizada por miles de degenerados y que Cuba es uno de los países con mas H.P. por kilómetro cuadro, he dejado de querer a mi Patria.
Adoro a la Patria cubana, a su historia, a los mambises, a nuestros mártires y a nuestros héroes. Su destrucción absoluta por el castrismo no decreta la defunción de nuestra nación en mi corazón.
Y la reacción de ustedes a mis escritos me demuestra fehecientemente que no todo está perdido. Hasta desde Cuba, desde las entrañas del monstruo, encuentro solidaridad con mis ideas y sed de libertad para la Isla que nos vio nacer .
Para nosotros, Cuba se ha convertido en el paraíso perdido que ardientemente deseamos rescatar.
Les aseguro que yo he visto a ancianos cubanos enfermos en hospitales, dando los últimos suspiros, (como Ángel Torres) pidiéndole a Dios la libertad de Cuba antes que pedir para ellos.
Cuba, desde hace mucho rato, dejó de ser para nosotros cuatro letras, o una Isla, Cuba es el centro de todas nuestras conversaciones.
Pasan las décadas y Cuba crece en mi cerebro, ya no existe un solo país más grande sentimentalmente que el nuestro, no hay un solo himno nacional más bonito que el nuestro, ni una bandera más preciosa que la nuestra, ni seres más odiados que los que la han destruido física y moralmente.
«El amor, madre, a la Patria no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca». José Martí…