Por El Estado como tal ()
La Habana.- La inflación oficial se aceleró en términos mensuales en septiembre de 2023 en Cuba y ha tenido una tendencia moderadamente decreciente a nivel interanual, aunque superior a 37 por ciento en cada mes del año 2023. Es preocupante el cambio en el formato del informe mensual oficial.
Por primera vez desde que la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) publica mensualmente el índice de Precios al Consumidor (IPC) se ha modificado el formato de presentación de los datos, eliminándose el desglose por “divisiones”.
Llama la atención que, aunque se mantiene el título del formato tradicional de la tabla “Índice. Variación mensual, acumulada e interanual y efecto mensual por división”, el contenido de la tabla con el nuevo formato no incluye información alguna sobre las “divisiones”.
Un cambio de contenido en la tabla, manteniendo el título anterior, pudiera ser una simple pifia editorial, pero quizás pudiera tener una función en lo que parecería ser el reforzamiento de un relato oficial simplista y carente de autocrítica respecto a la inflación en Cuba.
El realce de factores circunstanciales (pandemia, perturbación de cadenas globales, sequías) y geopolíticos (acciones de EE.UU. y guerras) en la explicación oficial de la inflación, así como comparaciones irracionales con otros países, enmascara causas internas fundamentales.
Hasta el momento había sido evidente que la inflación en Cuba es “halada” por el incremento de precios de los alimentos, lo cual es una información crucial no solamente para explicar la inflación, sino también para informar las políticas dirigidas a gestionar la inflación.
La supresión de la información de la variación de precios por “divisiones” empobrece el análisis y favorece argumentos simplistas y acríticos, no solamente acerca de las responsabilidades internas de la inflación, sino también respecto a su eventual moderación.
Cuando se consideran conjuntamente los datos oficiales de precios y de ventas minoristas pudiera hacerse una hipótesis razonable: el deterioro general del consumo en 2023 habría sido un factor moderador del ritmo de crecimiento de la inflación.
Para una política oficial sensible a cualquier cotejo con prácticas neoliberales, las posibles causas de una desinflación son probablemente más preocupantes que las causas de la inflación, sobre todo cuando el costo de la desinflación recae en trabajadores y jubilados.
No se trata de que la política económica actual en Cuba esté inspirada en el neoliberalismo. Ese no es el punto. El problema es que la actual gestión macroeconómica tiene resultados aproximados a los de paquetes neoliberales.
El instrumento de “estabilización macroecómica” que parece ofrecer un mayor margen antinflacionario al gobierno cubano es el hundimiento de salarios y pensiones como % del PIB. El “ordenamiento” ha representado una “compresión” brutal de la remuneración de trabajadores.