Por Jorge Menéndez (Especial para El Vigía de Cuba)
Cabrils.- Aun tengo mi cerebro «empachado», y no sé qué pensar de su entrevistadora (pelota donde las haya) y de usted, pobre tipo trabajador y planificador de una agenda de 48 horas diarias.
Dice usted que el pueblo no puede dejar de soñar con su prosperidad posible, pues se la merece. En eso estoy totalmente de acuerdo, pero detengámonos en algunos puntos.
Señor Díaz-Canel, llevamos 65 años escondiéndonos detrás del bloqueo, convirtiéndolo en una muralla china para justificar lo mal hecho, que por desgracia es la verdadera causa de nuestra situación.
¿Cree usted que, en cada uno de los discursos sobre nuestros fracasos, que son muchos, debería seguir lamentándose? Pronto, el Muro de las lamentaciones vendrá de Israel a Cuba. Lamentarse no resuelve nada, señor presidente, y así comienza usted todos y cada uno de sus discursos.
¿No es hora de cambiar el chip y hacer una verdadera transformación económica, dándole libertad al empresario, sin tantos controles y tanta corrupción?
Quizás, señor Díaz-Canel, sea mejor que deje para otro momento su lema de justicia social, cuando todos vemos una sociedad neoliberal, hecha a base de no producir absolutamente nada y de hacer negocios con extranjeros que hasta hoy no aportan absolutamente nada al pueblo cubano, que, dicho sea de paso, está erogado de participar en los negocios de peso económico.
Si desea un verdadero cambio haga su revolución en las fuerzas productivas, déjelas crear, fomente producciones nacionales que den valor al peso. Será ese el verdadero motor para producir y generar empleo de calidad. Elimine todo el ejército de extorsionadores y corruptos y luche contra la pobreza, no contra la riqueza.
Me cuesta oír, o leer, una entrevista con un presidente hablando de mala suerte, cuando nada en el país funciona medianamente bien.
Usted acude nuevamente a la persecución financiera y el bloqueo para justificar lo pésimamente hecho. Y le recuerdo que en plena pandemia su gobierno instrumentó su proceso de actualización económica, cantando y vociferando que no era una terapia de choque. Y al final ha sido un choque con una terapia. Era de libro que no habría turismo y que la economía se vería sumamente afectada en cuanto a divisas.
También nos dijo que uno de los objetivos sería quitar la doble moneda, la cual distorsionaba la contabilidad de las empresas. ¿Entonces, para que dolarizar e inventarse de la noche a la mañana las tiendas en USD? Ustedes perseguían otros objetivos y no precisamente sacar al país de su miseria. A la vista están los hechos.
Justifíquese ahora con Trump y sus medidas, como dicen aquí -a huevo lo tiene.
Bloqueo, persecución financiera, pandemia, Trump y sus medidas, Biden… OK, señor Díaz-Canel y ¿dónde está lo mal hecho por usted y su ejército de ministros ineptos? ¿Sois perfectos?
Mire señor presidente, en las termoeléctricas, simplemente, no invirtieron en su momento, están más viejas y más desbaratadas que los años que tiene su revolución, y no es un tema de recursos, porque su gobierno no dejó de construir un solo hotel durante la pandemia. Así que con ese cuento a otro.
Las alternativas no eran ni rendirse ni dar batalla. En esa batalla llevamos 65 años y cada vez nos quedan menos soldados. Pronto ni gente tendrá.
