La Habana.- Marco Aurelio fue un emperador y filósofo romano que gobernó desde el año 161 d.C. hasta su muerte en el 180. Pero no solo es conocido por su reinado, sino también por su tendencia estoica. En efecto, sus reflexiones quedaron plasmadas para siempre en Pensamientos, una serie de escritos inspirados por su propia experiencia cotidiana.
En primer lugar, creía que la virtud, concretamente, la sabiduría, la justicia, el coraje y la moderación, era la verdadera fuente de felicidad. De hecho, los estoicos consideraban que vivir una vida virtuosa, independientemente de las circunstancias externas, era fundamental para alcanzar la paz interior.
Otra de las máximas del estoicismo es la aceptación del destino. Es decir, creían que debemos aceptar las cosas que no se pueden cambiar. Por tanto, Marco Aurelio entendía que muchas situaciones en la vida están más allá de nuestro control y que la resistencia a ellas conducen a la angustia.
Para estos pensadores, resultaba más reconfortante aceptar de forma serena las circunstancias, tanto las favorables como las adversas. Esta actitud se veía como un camino hacia la paz mental, y, por ende, hacia la felicidad.
Asimismo, Marco Aurelio aconsejaba examinar y controlar las emociones y reacciones a las distintas situaciones, para evitar ser dominado por pasiones como la ira o el miedo. Para los estoicos, el autocontrol era visto como una forma de llegar a la tranquilidad, y, por tanto, a la felicidad.
Sin embargo, también valoraban las relaciones interpersonales y la disposición hacia los demás. Es decir, a pesar de su enfoque en la autodisciplina, los estoicos ponían en valor las relaciones humanas y el servicio a otras personas. Aquí es donde defienden virtudes como la empatía, la compasión y la ayuda a los demás, algo que contribuye significativamente a la propia felicidad, según sus criterios.
Por otro lado, esta corriente de pensamiento creía en el desapego de los bienes materiales. En este sentido, admitían que la fuente de felicidad no puede provenir de lo material y que, por tanto, hay que mostrar indiferencia y desapego hacia las posesiones, las riquezas y el estatus social. La verdadera riqueza, pensaban, reside en vivir una vida en armonía con la naturaleza y la razón.
Para los estoicos, y curiosamente para este mandatario, la auténtica felicidad no se encuentra en los placeres externos o en los anhelos, sino en el propio desarrollo personal y en vivir de acuerdo con la virtud y la razón.
No obstante, la visión de Marco Aurelio es pesimista, pues consideraba que las pasiones de los individuos son el motivo principal de la corrupción del mundo. Es por eso que aconsejaba perseguir tan sólo aquellos fines que dependan de uno mismo. He aquí un fragmento de sus Pensamientos:
“La dicha del hombre consiste en hacer lo que es propio del hombre (…): el trato benevolente con sus semejantes, el menosprecio de los movimientos de los sentidos, el discernir las ideas que inspiran crédito, la contemplación de la naturaleza del conjunto universal y de las cosas que se producen de acuerdo con ella. (…)
Si te afliges por alguna causa externa, no es ella lo que te importuna, sino el juicio que tú haces de ella. Y borrar este juicio, de ti depende. Pero si te aflige algo que radica en tu disposición, ¿quién te impide rectificar tu criterio? Y de igual modo, si te afliges por no ejecutar esta acción que te parece sana, ¿por qué no la pones en práctica en vez de afligirte?”.
Emperador y filósofo romano
De familia hispana, fue adoptado por Antonino Pío, al que sucedió en el 161 d.C. Compartió el poder con su hermano adoptivo Vero y, a partir de 177, asoció al trono a su hijo Cómodo. Durante su reinado, reforzó la centralización administrativa de Roma y el poder imperial.
Este gobernante arrebató parte de Mesopotamia a los partos (165) y tuvo que hacer frente a las invasiones de marcomanos, sármatas y vándalos. A nivel político, Marco Aurelio enfrentó numerosos desafíos durante su reinado, incluyendo conflictos militares en las fronteras del Imperio Romano.
Su obra filosófica está recogida en Pensamientos (o Meditaciones), un conjunto de máximas y reflexiones de tendencia estoica. Estas meditaciones se consideran una de las referencias textuales más importantes del estoicismo. Marco Aurelio murió el 17 de marzo de 180 d.C. en Vindobona, actualmente Viena, capital de Austria.